Con este artículo voy a tratar de exponerte mi punto de vista acerca del amor y de todo lo que significa amar, y de paso aprovechar para poner en orden mis ideas (ahora que no estoy enamorado y puedo), esperando que también pueda impulsarte a reflexionar sobre las tuyas.
Quién ama siempre da y jamás reclama. Tolera y jamás se irrita y nunca se venga. Indira Gandhi.
El amor es un sentimiento especial, profundo y complejo que suele traer consigo felicidad, bienestar y alegrías, pero también es una fuente inagotable de desdichas y sufrimientos, casi siempre derivados de nuestro grado de incomprensión acerca de los demás y de nosotros mismos.
Es por esto que se dice que para aprender a amar a los demás primero hay que saber amarse a uno mismo: solo si somos capaces de querernos a través del autodescubrimiento y de la aceptación de nuestras limitaciones, podremos hacer lo mismo con otras personas.
Para intentar clarificar un poco algo tan tremendamente complejo voy a diferenciar entre tres formas de amor: estar enamorado, querer y amar.
Estar Enamorado
Para mí el enamoramiento es una pasión transitoria (duración relativamente corta) de origen biológico (borrachera de hormonas) con un fin natural específico (procrear).
Como tal pasión es una emoción desenfrenada, fuerte e intensa, que es capaz de producir una gran exaltación en el estado de ánimo, y una enorme alteración de la percepción del mundo del que la siente.
La expresión ‘el amor es ciego’ viene a referirse a este estado en el que idealizamos a la persona de la que estamos enamorados, y que nos produce una ceguera hacia todo lo que no se corresponda con lo que buscamos. En realidad sería más correcto decir ‘el enamorado es ciego’, porque considero que amar es otra cosa.
Juan Carlos Benítez (escritor Costarricense) lo describió perfectamente al escribir:
«Cuando estaba enamorado había mariposas por todas partes y la voluptuosidad de la pasión me carcomía la cabeza. Durante todo ese tiempo no escribí, no trabajé, no me encontré con los amigos. Vivía pendiente de los movimientos o de la quietud de mi amada; consumía montañas de cigarrillos y toneladas de vitaminas, me afeitaba dos y hasta tres veces por día; hacía dietas y caminatas. Me perseguía hasta la certeza la paranoia del engaño, pensaba todo el tiempo en besarla, en mirarla, en acariciarla. Durante semanas gasté demasiado dinero, demasiada esperanza, demasiada crema para el sol, demasiado esperma y demasiado perfume. Escuchaba demasiada música clásica, utilizaba demasiado tiempo, consumí toda mi tolerancia y agoté hasta la última de mis lágrimas. Por eso siempre digo recordando esos momentos: Nunca he sufrido tanto como cuando era feliz.»
Querer
Querer es un sentimiento que lleva consigo una sensación de necesidad, porque la propia palabra lleva asociado implícitamente este significado.
Decir que quieres a alguien implica unir ese sentimiento con tu necesidad de afecto, y un cierto deseo de propiedad o posesión. Desde esta perspectiva decir te quiero es decir me importas y me preocupo por ti, pero también te necesito, necesito que estés conmigo y que me quieras.
Una fuente de conflictos muy frecuente está en la incomprensión de que quererte y demostrarte que te quiero pueden ser cosas muy diferentes para ti y para mí. Cada persona tiene una manera concreta de demostrar sus afectos, y puede que ésta coincida o no con la tuya.
Exigir que te quieran a tu manera es una forma de coacción que coarta la libertad y corrompe la relación.
Hay personas que creen que solo existe una única manera válida de querer (que es la suya), y deducen que el otro no les quiere porque no expresa su cariño como lo expresan ellos.
Cada cual debe querer a su manera y no por ello significa que quiera más o menos.
Muchos de las frustraciones que se producen en las relaciones derivan de una falta de comprensión acerca de que somos personas diferentes con maneras de sentir y de demostrar diferentes. Comprender, aceptar, y respetar esto, me parece fundamental para que una relación crezca y se consolide de una manera sana.
Resulta frecuente pedir e incluso exigir que nos digan te quiero como forma de demostrarnos que efectivamente es así. La verdad es que a mí esto no me sirve y aún más, no me gusta.
El te quiero que a mí me vale es el que surge de la espontaneidad, del sentimiento y del deseo de decirlo, sea en el momento que sea.
Es por esto que no soy partidario de las celebraciones en fechas señaladas como forma de demostrar el valor de los sentimientos que tenemos hacia otra persona, me parecen situaciones forzadas que proponen y fomentan una demostración obligada de algo que debería de ser espontáneo y sentido (intereses comerciales aparte).
Mi punto de vista acerca de esto es:
Hazlo cuando lo sientas o no lo hagas, y mucho menos lo exijas.
Amar
Amar es un sentimiento más puro y profundo que querer, y que carece de connotaciones de propiedad o posesión.
Aquel que ama de verdad puede que también necesite, pero tiene la capacidad de disfrutar del otro tanto en su compañía como en su ausencia, porque respeta, acepta, e incluso siente el deseo de ayudarle para que sea quien es, mucho más allá de que esa autenticidad de la persona amada le convenga o satisfaga, mucho más allá de que esa persona le elija o no para estar juntos.
Es lo que se suele llamar amor incondicional, y realmente creo que son pocos los que llegan a amar de esta forma.
Quizá el amor que más se aproxime a esta definición es el que denominamos amor de madre, aunque no me gusta que esto suponga una discriminación hacia el amor de padre. Cosas de las frases hechas que seguro ya sabes no son plato de mi gusto.
He encontrado un mensaje de una mujer anónima que lo expresa de la siguiente manera:
«Me sentí herida cuando perdí a los hombres de los que me enamoré. Hoy, sin embargo, estoy convencida de que nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie. Ésa es la verdadera experiencia de la libertad de amar: disfrutar de lo más importante del mundo, sin poseerlo.»
El Amor no es Sacrificio
En ocasiones las personas fusionan la idea del amor con el concepto de sacrificio, y defienden que las relaciones más importantes son aquellas donde uno es capaz de sacrificarse por el otro.
Yo no creo que sacrificarse por el otro garantice ninguna reciprocidad en el amor, ni que sea la pauta que lo reafirma o le da valor.
Para mí el amor es un sentimiento que fomenta la capacidad para disfrutar juntos de las cosas, y no una medida de cuánto estoy dispuesto a sufrir por ti, o de cuanto estoy dispuesto a renunciar de mí.
Si eres de los que cree que para amar hay que sacrificarse voy a compartir contigo una pequeña historia. Tan solo deseo que la leas y que pienses en lo que significa para ti y en como podrías usar su mensaje. Y si no, simplemente espero que la disfrutes tanto como yo lo he hecho.
«Se trata de dos hermosos jóvenes que se hicieron novios cuando ella tenía trece y él dieciocho. Vivían en un pueblecito de leñadores situado al lado de una montaña. Él era alto, esbelto y musculoso, dado que había aprendido a ser leñador desde la infancia. Ella era rubia, de pelo muy largo, tanto que le llegaba hasta la cintura; tenía los ojos celestes, hermosos y maravillosos.
La historia cuenta que se habían hecho novios con la complicidad de todo el pueblo. Hasta que un día, cuando ella tuvo dieciocho y él veintitrés, el pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran.
Les regalaron una cabaña, con una parcela de árboles para que él pudiera trabajar como leñador. Después de casarse se fueron a vivir allí para la alegría de todos, de ellos, de su familia y del pueblo, que tanto había ayudado en esa relación.
Y vivieron allí durante todos los días de un invierno, un verano, una primavera y un otoño, disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, ella sintió que debía hacer algo para demostrarle a él su profundo amor. Pensó hacerle un regalo que significara esto. Un hacha nueva relacionaría todo con el trabajo; un jersey tejido tampoco la convencía, pues ya se los había tejido en otras oportunidades; una comida no era suficiente agasajo…
Decidió bajar al pueblo para ver qué podía encontrar allí y empezó a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminara no encontraba nada que fuera tan importante y que ella pudiera comprar con las monedas que, semanas antes, había ido guardando de las vueltas de las compras, pensando que se acercaba la fecha del aniversario.
Al pasar por una joyería, la única del pueblo, vio una hermosa cadena de oro expuesta en la vidriera. Entonces recordó que había un solo objeto material que él adoraba verdaderamente, que él consideraba valioso. Se trataba de un reloj de oro que su abuelo le había regalado antes de morir. Desde chico, él guardaba ese reloj en un estuche de gamuza, que dejaba siempre al lado de su cama. Todas las noches abría la mesita de luz, sacaba del sobre de gamuza aquel reloj, lo lustraba, le daba un poquito de cuerda, se quedaba escuchándolo hasta que la cuerda se terminaba, lo volvía a lustrar, lo acariciaba un rato y lo guardaba nuevamente en el estuche.
Ella pensó: «Que maravilloso regalo sería esta cadena de oro para aquel reloj.» Entró a preguntar cuánto valía y, ante la respuesta, una angustia la tomó por sorpresa. Era mucho más dinero del que ella había imaginado, mucho más de lo que ella había podido juntar. Hubiera tenido que esperar tres aniversarios más para poder comprárselo. Pero ella no podía esperar tanto.
Salió del pueblo un poco triste, pensando qué hacer para conseguir el dinero necesario. Entonces pensó en trabajar, pero no sabía cómo; y pensó y pensó, hasta que, al pasar por la única peluquería del pueblo, se encontró con un cartel que decía: «Se compra pelo natural». Y como ella tenía ese pelo rubio, que no se había cortado desde que tenía diez años, no tardó en entrar a preguntar.
El dinero que le ofrecían alcanzaba para comprar la cadena de oro y todavía sobraba para una caja donde guardar la cadena y el reloj. No dudó. Le dijo a la peluquera:
– Si dentro de tres días regreso para venderle mi pelo, ¿usted me lo compraría?
– Seguro, fue la respuesta.
– Entonces en tres días estaré aquí.
Regresó a la joyería, dejó reservada la cadena y volvió a su casa. No dijo nada.
El día del aniversario, ellos dos se abrazaron un poquito más fuerte que de costumbre. Luego, él se fue a trabajar y ella bajó al pueblo.
Se hizo cortar el pelo bien corto y, luego de tomar el dinero, se dirigió a la joyería. Compró allí la cadena de oro y la caja de madera. Cuando llegó a su casa, cocinó y esperó que cayera la tarde, momento en que él solía regresar.
A diferencia de otras veces, que iluminaba la casa cuando él llegaba, esta vez ella bajó las luces, puso sólo dos velas y se colocó un pañuelo en la cabeza. Porque él también amaba su pelo y ella no quería que él se diera cuenta de que se lo había cortado. Ya habría tiempo después para explicárselo.
Él llegó. Se abrazaron muy fuerte y se dijeron lo mucho que se querían. Entonces, ella sacó de debajo de la mesa la caja de madera que contenía la cadena de oro para el reloj. Y él fue hasta el ropero y extrajo de allí una caja muy grande que le había traído mientras ella no estaba.
La caja contenía dos enormes peines que él había comprado … vendiendo el reloj de oro del abuelo.»
[Historia extraída del libro: Cuentos para pensar de Jorge Bucay]
Cada cual es libre de vivir el amor como sea capaz o prefiera, y en base a ello deberá asumir las consecuencias, pero yo soy de los que piensa que siempre, siempre, podemos hacerlo mejor.
Puede que no estés de acuerdo con mi punto de vista y con todo lo que aquí te he expuesto. De ser así lo acepto y lo asumo, y además te agradecería mucho que me lo hicieras saber a través de los medios que pongo a tu disposición en la página.
Como dice Bucay:
El amor no está en nosotros para sacrificarse por el otro, sino para disfrutar de su existencia.
[La foto inicial está tomada desde un avión sobrevolando Japón. Mi forma de simbolizar que el verdadero amor está por encima de todo lo demás.]
Me gusta mucho la historia de la pareja. Tienes razón al afirmar que cada cuál es libre de vivir el amor a su manera, como lo sienta. Pero no dejo de sentir cierto malestar y relativismo en tus palabras. Desviste el amor de toda magia y lo muestras descarnado. En parte, comparto tu opinión; pero también me pregunto qué harían aquellos que ven el mundo de modo distinto sin esa forma de enajenarse que llaman amor.
Gracias por expresar tu opinión memarinez, te agradezco de veras que te hayas animado a exponer tu punto de vista.
Opino que la magia del amor no está en el sometimiento y el descontrol de las emociones que nos genera sino que creo que se produce mediante el respeto por las emociones de los demás.
El amor suele generar una gran necesidad por el otro y eso es lo que lo hace peligroso. Creo que solo cuando somos capaces de liberarnos de esa necesidad conocemos el verdadero amor y podemos decir que amamos de verdad.
Un abrazo.
Si vieramos el amor como libertad. Es una manera proteccionista de aliarte a alguien que no le tienes apego necesidad, pasion, consideracion,empatia,lealtad,fidelidad.. Si el amor es libertad.. contrario a lo que ejemplificas del amor libre.. Para que enarmorarte si el amor es Apego… fidelidad.. lealtad…..necesidad…Repeto tu punto de vista y en otras ocasiones he apoyado tus articulos y los llevo como una bandera.. Pero en esta ocasion me permito expresar mi desacuerdo.. Al final el amor es una palabra magica que cada quien la ve de la manera que quiere.. puede.. necesita….o le conviene..
En el nombre del amor se cometen muchos crimenes.
PEro soy de la idea que si eres feliz enamorado apegado… necesitado… el que es feliz a tu manera eres tu….
El respeto a las necesidades individuales es el punto medular a esto.. LAs mias las tuyas las de mi vecina.. LAs de mi compañera de trabajo..LAs de mi hermano..Necesidades distintas.. herramientas distintas.. Imposible amar de una unica manera.. Disfrutas…. al final si otros interpretas que sufres eso es solo interpretacion…
Gracias por la oportunidad. Desde San Luis Potosi Mexico
Hola, Juan. Decirte que de nuevo me ha encantado tu publicación, es muy acertada y, otra vez, no podría estar más de acuerdo.
Todo depende de la decisión que cada uno adopte: Si se tiene la creencia de que el amor implica sacrificio, siempre se sacrificará algo y se necesitará renunciar a cosas valiosas, pensando que es lo adecuado. Si se cree que el amor es disfrutar de la vida en pareja, no hay necesidad de sacrificar nada, solo aprender a ser feliz con su compañía, que también es bastante difícil, porque cada uno es «de su padre y de su madre».
En la vida en pareja, no se trata de sacrificar, porque como bien ilustras, al sacrificar perdemos bienes preciados para nosotros, y eso no es lo más deseable. Sí es cierto que tenemos que ceder parte de nuestra individualidad, simplemente para poder conocernos mejor y así asegurarnos de estar con la persona adecuada y poder confiar de forma recíproca, para que nos aporte la seguridad necesaria para continuar la relación, pero nunca perder nuestra libertad.
Lo ideal es alguien que te acepte tal como eres, que no pretenda cambiarte y por supuesto que respete tu libertad. De hecho ninguna relación sana puede prescindir de esas cuestiones que son básicas.El problema es que llegar a una persona con estas características a veces demasiado difícil como para no desesperar en el intento, pero hay que tener paciencia y luchar por lo que uno quiere conseguir.Cuando no sabes lo que quieres, no aprecias lo que encuentras. Pero sabiendo lo que buscas, si no te rindes y continúas la búsqueda, cuando lo encuentres lo sabrás reconocer. =)
Y nada más que añadir por mi parte de momento, solo espero que sigas deleitándonos con exquisitos artículos como este. Muchos besazos con todo mi amor, mis mejores deseos, Juan.
Muchísimas gracias Alba, me alegro mucho de poder contar con tu opinión.
Efectivamente y como comentas, las creencias que tengamos acerca del amor y la pareja son las que nos guiarán en nuestras relaciones, por eso me parece tan importante revisarlas y darnos cuenta de si son coherentes y fundamentadas, de si nos benefician o perjudican, en definitiva, de si son sanas o no.
Considero que cuando en una pareja se alcanza el respeto mutuo y la confianza plena (por medio de los acuerdos y la honestidad), eso hará que la relación crezca y se consolide de manera positiva para ambos.
Desde estos pilares básicos la relación será un espacio para crecer juntos como pareja y como personas y, aunque muchos no se lo crean, esta es la mejor manera de fomentar el cambio en el otro.
Puede que, cuando el enamoramiento desaparece, lo que veamos no sea lo que buscábamos. Lo principal, como bien dices, es tenerlo claro para así poder decidir sobre si lo que el otro nos ofrece es lo que queremos.
No digo que esto sea fácil y menos en el campo de la pareja donde hay que lidiar con fuertes emociones. Lo más frecuente es que resulte difícil y doloroso pero, para mí, si partimos desde las premisas expuestas y desde la comprensión de lo que sucede, lo que venga será bienvenido como parte de lo que significa aprender y de lo que supone vivir.
Un abrazo, muchos besos y amor con mis mejores deseos para ti también Alba.
Gracias por tu respuesta. =)
Preciosa y triste historia de desencuentro, muy adecuada para ofrecer la idea que has querido dejar. Personalmente puedo decir que no lo supe siempre pero siempre lo intuí, amar es dar no esperar…..pero también vislumbré que no vale un amor que no es mutuo. Hasta ahí configurada la ecuación nos arroja el resultado de dos personas que dan y dan y por tanto dos personas que reciben más y más amor, dos personas libres que se quieren y se conocen hasta el último aspecto y que mantienen vidas independientes, muy importante mantener la independencia del individuo en la pareja y para eso hacen falta grandes dosis de respeto y algo intangible que no es ya enamoramiento, sino inagotable amor…… felicidades
Normalmente el amor que sentimos hacia alguien trae consigo la necesidad de estar con ese alguien, y creo que te refieres a eso cuando dices que «no vale un amor que no es mutuo».
Lo ideal es que podamos disfrutar de la compañía de la persona amada sin imposiciones de ningún tipo hacia ella, sin embargo es nuestro deseo de su presencia lo que contamina ese amor por medio de nuestra necesidad de posesión, y nuestras exigencias, lo que nos aleja del concepto de amar, y nos acerca al de querer.
Muchas gracias por tu comentario.
Pues yo quería comentar que para mi al amor es muy simple, si quieres a alguien te limitas a dar y dar sin acordarte de más, dar amor, libertad, espacio, independencia, caricias….dar el derecho al otro de seguir siendo una persona, a llevar su vida. Es solo cuestión de suerte que la otra persona te quiera igual y que se de la ecuación perfecta, esa en la que la felicidad se da por defecto y no por efecto, esa en que no se busca sino que ocurre sin más, sin medir quien dio más o menos, sin mezquindades. Tras el primer periodo de pasajero enamoramiento las parejas convencionales caen en desgracia porque empiezan a sopesar, a ver los defectos que antes no veían, pero la pareja perfecta sabe añadir respeto y continúa regalándose mutuo amor de por vida.
No es una quimera, esas parejas existen bajo el mismo cielo que el resto de mortales.
El respeto a la integridad y a la libertad del otro, la honestidad y la confianza son las que yo considero claves de la ecuación sin olvidar que también la atracción (no solo física) también es importante.
Supongo que, como dices, estas parejas existen bajo el mismo cielo que nosotros. Me encantaría encontrar una de ellas para poder aprender sus secretos.
Muchas gracias por comentar.
Un abrazo.
Yo también creo que hay diferencia entre querer y amar, de hecho trato de explicarlo a menudo pero me encuentro con que hay mucha gente que «ama» solo en función de lo amadas que se sienten… claro, desde su punto de vista. Pocas personas presumen de cuanto aman a su pareja en cambio muchas presumen de cuanto las quieren… una lástima, en este caso creo que llena mas dar que recibir.
Para mí ‘amar’ significa estar libre de condicionantes y exigencias que ‘querer’ suele traer consigo tales como la reciprocidad, el compromiso, el sacrificio o la entrega. Creo que ese es el verdadero amor y el único que debería de acompañarse de la palabra amar.
Gracias por participar amandamis.
Un saludo.
Hola Juan: peliagudo el tema, pero muy bien expresado y explicado en tu artículo. Mira que me gusta leerte, pero este artículo me toca de una manera especial porqué une muchas de mis reflexiones personales, basadas en mi experiencia y en la observación. Estoy de acuerdo en todo, aunque confieso que nunca se me ocurrió separar querer de amar, pero si del enamoramiento, de ese momento pasional que tan lejos está de la realidad y que puede convertirse en querer o amar, en querer y amar, o en humo.
En cualquier caso, recuerdo las palabras de un gran hombre que intentaba explicarme que es imposible ser amad@ como un@ ama, pues cada persona siente al mor y lo expresa de forma diferente, puede que esto explique porqué a veces, sentimos que no somos amados de igual forma. Amar no debería ser un sacrificio, pero cuando te vas haciendo mayor, a veces gana el cinismo, y te das cuenta de que exige un sacrificio personal, el del abandono de nuestra persona, la vulnerabilidad que sientes y te deja a merced de los sentimientos de otro. Corto y cambio, porqué el tema es tan interesante que dialogaría todo el día y es una falta de respeto hacia tu estupendo artículo. Genial, de verdad. Un besazo crac
Encantado de tenerte por aquí Amparo, siempre es un placer leer tus reflexiones, y quizá cuanto más extensas mejor 😉 .
Supongo que el problema cuando uno se hace mayor está en el miedo que podamos tener a la soledad y a la muerte, y por este motivo en la necesidad de tener compañía, lo que nos lleva, como bien dices, al sacrificio personal a cambio de no estar solos.
En superar esos miedos y hacer desaparecer esa necesidad, buscando quizá la afectividad que necesitamos de otras formas que no supongan sacrificar nuestra dignidad, es dónde seguramente se encuentra la solución al problema.
Creo que merece la pena intentarlo.
Sublime Juan. Sencillamente magnífico, de verdad.
Me quedo con la definición de Amar. Esa que no está muy aceptada socialmente, porque se supone que cuando quieres a alguien necesitas estar permanentemente con esa persona.
Yo amo y soy feliz en la distancia porque me regocijo en el placer del reencuentro y la quietud de la añoranza.
Un abrazo.
ReneR
¡Muchas gracias Rener!
Me alegro de que te haya gustado.
Creo que eres una persona muy emocional y con una gran capacidad para sentir y comunicar, con lo me satisfacen doblemente tus halagos 🙂
¡Un abrazo!
Un poquito de esto también, sí…
Ayer me llegó por otra fuente el mismo fragmento de Juan Carlos Benítez… ¿Será una señal?. Seguramente. No puedo estar más de acuerdo con lo que expones. Odio decir te quiero porque lleva implícita necesidad; igual de mal me sienta que me lo digan, más si lo hacen en pleno acto sexual. «Te necesito»… Me pone los pelos de puntita…
Soy más de «te amo» y «te respeto», y «te entiendo»… De pactos y acuerdos, de respetar la individualidad y de ser un observador del desarrollo y crecimiento del otro mientras me ocupo del mío… (si es que puedo jajaja). Desde muy joven tuve clara la idea de que para estar bien con alguien primero hay que estar bien con uno mismo.
Aún así me he enamorado en ocasiones, en el sentido de una pasión devastadora transitoria, me he enganchado de mala manera a extraños que han arrasado toda ilusión de futuros de cuentos de princesas; he hecho sacrificios y, ¡ojo!, sin esperar nada a cambio y sin recibir nada nunca…lo cual me dejó hecha polvo. He traicionado confianzas faltando al mayor de mis valores: el respeto. He tenido necesidades y me he odiado por tenerlas… Me he enamorado, he sucumbido a la pasión y he amado… Y, sinceramente, después de tantas batallas me quedo con lo de AMAR. El camino más difícil, sí, pero también el más sano.
Magnífico tu comentario Ana.
Muchas gracias por aportar tu punto de vista y experiencias acerca de un tema tan sensible y, como dicen por ahí, peliagudo.
PD: Disculpa que haya tardado tanto en contestarte. No sé exactamente el por qué no lo he hecho antes. ¡Menudo despiste! 🙂
Juan, llegué a tu página en el momento indicado!
Gracias por compartir tan sabias y sensibles palabras.
Saludos!!
¡Muchas gracias Petra!
Me alegro de que te haya servido, y por si no los has leído, aquí te dejo otros tres artículos que he escrito sobre el tema que te pueden resultar interesantes:
https://aprendizajeyvida.com/2015/08/25/la-sabiduria-de-amar/
https://aprendizajeyvida.com/2015/09/08/contra-el-apego/
https://aprendizajeyvida.com/2015/09/21/rescate-dignidad/
¡Saludos!
Hola Juan! Wow! la historia me dejo sin palabras.. El amor, el amor, el amor! Tema de locos! ciertamente estar enamorado es una «borrachera de hormonas» (me gusto la expresión), es un conjunto de emociones que te dejan confundido pero con la sensación de felicidad extrema!! pero que pasa cuando las emociones no son tan cheveres como al principio?
En un punto de mi vida sentí que no tenia suerte en el amor, hasta que entendí que buscaba en alguien lo que debía sentir por mi misma.. el amor propio es nuestro primer amor..!
Ahora que estoy definitivamente perdida de amor por mi, he descubierto que el amor es mas que esa emoción o «mariposas» en el estomago, es estar consciente que cada situación te alimenta y edifica, aun las situaciones que te generan tristezas.
el amor simplemente ES! es lo que alimenta tu Ser.
Amar la vida, lo que te rodea, ser agradecido por tener la oportunidad de vivir, amar a tu prójimo porque te aporta o edifica, cuando amas sin condiciones, te conecta con esa fuente inagotable de amor… Tu creador.!
Gracias Juan por compartir este articulo. Te mando super buenas vibras!!
‘El amor propio es nuestro primer amor’, o por lo menos debería serlo si queremos aprender a amar de manera sana a otros, y disfrutar de unas relaciones y una vida plenas.
Una magnífica reflexión Karem. Muchas gracias a ti por compartirla.
¡¡Buenas vibras!!