La frase que da título a este artículo habla de cambiar el mundo, de que para cambiar las cosas tienes que empezar por cambiar tú mismo, pero no se refiere a un cambio de bragas o calzoncillos sino a un cambio de actitud, de creencias, de modo de funcionar.
Ya te he hablado en otras publicaciones de cómo funcionamos a nivel subconsciente, de cómo lo que almacenamos en forma de patrón o automatismo es lo que percibimos, descartando todo lo demás.
Hoy voy a hablarte de cómo las personas y las situaciones de nuestro entorno actúan como un espejo ante nosotros, reflejando nuestras convicciones internas.
Todo lo que nos llama la atención en los demás, ya sea positivo o negativo, está relacionado en realidad con nuestras improntas y automatismos.
Tenemos tendencia a dejar pasar los atributos positivos de las personas y a concentrarnos en sus actitudes negativas, pues bien, esas actitudes negativas que criticamos en otros las percibimos como tal porque también están presentes en nosotros mismos.
Este tipo de comportamientos se denominan especulares (de espejo), y se distinguen cuatro categorías diferentes…
Comportamientos Especulares
1. EL COMPORTAMIENTO PROPIO
Se refiere a que todo lo que no nos gusta del otro no lo hace porque, en esencia, nosotros nos comportamos del mismo modo. Simplemente, no nos damos cuenta.
Somos realmente buenos a la hora de hacernos una imagen equivocada de nosotros mismos, menos mal que están los demás (espejos) para abrirnos los ojos de vez en cuando.
Este es uno de los motivos por los que no suelo creerme las opiniones de la gente sobre sí mismos, porque es muy frecuente que la idea que tenemos sobre nosotros resulte equivocada.
No tiene tanto que ver con que la gente mienta o no, sino con que la gente no sabe como funciona ni como es en realidad.
Ante estas afirmaciones es muy posible que tu ego esté protestando y llamándome ‘naricero’ (metedor de narices), y es lógico, porque es difícil asumir que lo que nos disgusta en otros también está presente en nosotros mismos.
La manera más fácil de empezar a advertir este comportamiento especular no es tratar de verlo en uno mismo, sino hacerlo con los demás.
Escoge una persona ante la que te sientas neutral, es decir, que no tengas nada a favor ni en contra de ella y observa, cuando critica el comportamiento de otro, si esa misma persona no se comporta también de la misma forma.
Si lo haces te darás cuenta de cuan frecuente es esta conducta.
Cuando hayas comprobado una y otra vez en los demás que esto es cierto, de manera automática pasarás a darte cuenta con mayor frecuencia de que también opera en ti mismo.
Tú también te comportas igual que la persona que estás criticando, aunque solo sea en relación a ti mismo, pero no te preocupes demasiado, a mí y a la mayoría de las personas nos pasa exactamente lo mismo.
Una vez que lo hayas asumido y aceptado es cuando empezarás a cambiar y ¡milagro! estas actitudes que antes te molestaban dejarán de hacerlo.
2. EL COMPORTAMIENTO DESEADO
Este comportamiento consiste en que determinadas conductas ajenas nos molestan por el simple hecho de que, en el fondo, nos gustaría ser de ese modo.
Es lo que solemos llamar envidia… pero de la mala.
Nos damos cuenta de que los otros tienen o saben algo que a nosotros nos gustaría tener o saber y nos enfadamos, a veces con nosotros mismos, a veces con los demás, a veces con ‘todo dios’.
En el momento de rechazar en los demás lo que en el fondo a nosotros nos gustaría tener, encontramos una razón para no desearlo.
Al final nos limitamos a rechazarlos.
Lo que quizá no nos damos cuenta es de que, mientras reprimamos nuestros deseos, no podremos satisfacerlos. Y mientras no los hayamos satisfecho seguiremos sintiendo envidia de otros.
Echando mano de los recurridos estereotipos, cuando vuelvas a ver a alguien en un deportivo rojo con un pedazo de mujer, o a esa pija ricachona con su ropa de marca y sus joyas caras, reflexiona sobre si el malestar que sientes no refleja simplemente tu deseo de tener justo esas cosas, si no refleja tu envidia (en mi caso los que me cabrean son los que tienen un harén de concubinas 🙂 ).
Igual que en el caso anterior, en cuanto reconozcas en ti esta actitud especular, el sentimiento de malestar tenderá a desaparecer y dejarás de sentirte mal en esas circunstancias.
3. EL COMPORTAMIENTO EVASIVO
Aquí lo que queremos es evitar a toda costa el modo de comportamiento que nos molesta en los demás. No queremos ser nunca como ellos son o se comportan.
Pregunta a alguien que no haya fumado nunca si debe evitar fumar. Te dirá que no. Solo debemos evitar hacer algo cuando tenemos inclinación a hacerlo.
El deseo se inicia en nuestro interior y es a través de la fuerza de voluntad que conseguimos que no suceda.
También en este caso hay en nosotros una inclinación que se refleja: no nos gusta lo que el otro hace porque nosotros mismos tenemos una inclinación a hacer lo mismo.
Algo contra lo que luchamos y que tratamos de vencer.
La solución es similar a la del punto uno. No es la inclinación lo que debemos combatir sino el deseo interior, el automatismo que tenemos implantado.
4. EL COMPORTAMIENTO RECORDADO
Seguramente conoces la historia del perro de Pavlov.
Pavlov fue un fisiólogo ruso, premio Nobel de medicina del siglo XX, que estudió en su laboratorio el reflejo de salivación de un perro. Mediante unas pruebas especiales, determinó que cada vez que ponía delante del perro algo de comer a éste ‘se le hacía la boca agua’.
Hasta aquí nada extraordinario pero resulta que cada vez que le daba comida hacía sonar una campana. El perro aprendió que la comida y el sonido estaban relacionados por lo que, una vez creada esta asociación, el perro salivaba en cuanto oía la campana aunque no le llegara la comida.
La ciencia llama a esto reflejo condicionado o condicionamiento clásico.
Del mismo modo que el perro de Pavlov, los seres humanos estamos condicionados con mucha frecuencia a determinados desencadenantes.
Y por este motivo, el comportamiento, la voz, los gestos o lo que sea de un desconocido nos pueden molestar, porque los vinculamos al comportamiento determinado de otras personas de quienes tenemos un recuerdo negativo.
No es que tengamos nada en contra de estas personas, simplemente nuestras asociaciones hacen que nos recuerden a alguien que sí nos disgusta.
El recuerdo sólo es una forma especular postergada en el tiempo.
Pautas para reconocerlos
Para resumir podemos afirmar entonces que todo lo que nos llama la atención en otras personas no tiene originalmente nada que ver con ellos, sino con nuestra propia actitud.
Lo único que hacen estas personas es reflejarnos las improntas (comportamientos automáticos) de nuestro subconsciente por cuatro motivos fundamentales:
• Nosotros somos así (comportamiento propio).
• Nos gustaría ser así (comportamiento deseado).
• Nunca quisiéramos ser así pero tenemos la tendencia a serlo (comportamiento evasivo).
• Nos recuerda a otros (comportamiento recordado).
Si tenemos claros estos cuatro conceptos nuestras relaciones con los demás mejorarán.
Esto no significa que tengamos que ser amigos de todo el mundo, sino que dejaremos de experimentar y de repartir sentimientos negativos a diestro y siniestro.
En el futuro, cuando te moleste algo de otra persona y sientas deseos de criticarla por ello, reflexiona por un instante y piensa en los cuatro comportamientos especulares.
En realidad no se trata del otro sino de ti mismo.
De esta manera seguro que te ahorras la crítica y el trato resultará más cordial.
Y si te lo hacen a ti puedes pensar en que el otro no lo sabe pero se está refiriendo a sí mismo con su crítica. De esta forma te evitarás muchas discusiones y malestares.
Cuando te levantas por la mañana y te miras en el espejo a quién peinas ¿a ti mismo o a la imagen del espejo? (yo en unos años ya no tendré nada que peinar).
Pues eso, que te ves reflejado en el espejo pero has de peinarte a ti mismo, no al espejo.
El cambio es posible y tiene sentido no cuando rompemos el espejo en el que nos reflejamos sino cuando nos reconocemos en él.
Y si no alcanzas a verlo de este modo tropezarás una y otra vez con la misma piedra.
Empieza por ti mismo.
Cambia tus patrones de comportamiento y tu mundo cambiará.
Éste es el verdadero significado de la frase con la que he titulado este artículo:
«Si quieres cambiar el mundo tú mismo debes cambiar»
[Este artículo está basado en el libro: El método Mohr de Barbel Mohr]
¿Es posible evitar esos cuatro comportamientos? Obvio que es posible, pero creo que da lugar a gente muy rara. Hay que ser valiente y fuerte para luchar contra ello y ser totalmente genuino (aunque la publicidad venda que ser genuino es llevar puesto lo mismo que los demás). Casi tienes que estar muerto para que la gente reconozca que en vida fuiste alguien auténtico. Aunque pensándolo bien, si estás evitando esos cuatro comportamientos, realmente te la suda lo que piensen los demás de ti.
Interesante post, aunque he echado de menos tus aventuras. Te ha quedado demasiado serio. De profesor de Harvard con corbata y pantalones por el sobaco. Podrías haber puesto ejemplos personales en cada uno de los comportamientos, que seguro que tienes varios!
En realidad genuinos somos siempre, tanto cuando nos comportamos condicionados o influenciados como cuando no. Todos entendemos la frase de “sé tu mismo” pero es que en realidad no podemos ser otra persona, siempre somos nosotros mismos.
El mensaje de todo esto viene a ser que cuanto más sepamos de nosotros, de como y por qué hacemos lo que hacemos y pensamos lo que pensamos, más podremos dirigirlo en nuestro propio beneficio que en mi caso no es otro que el de mejorar mi calidad de vida.
Tienes razón en que me ha quedado bastante académico el asuntillo este. Lo cierto es que, como bien sabes, la inspiración va y viene caprichosamente, por lo que no siempre encuentro la forma de encajar mis experiencias en el texto. A veces me pongo a pensar y no soy capaz de rescatar ni una que resulte medianamente coherente. Cuando lo hago es porque las ideas surgen de manera espontánea mientras escribo, me vienen a la mente sin más. Cuando no, tienes algo como lo de hoy.
Tendré en cuenta tu recomendación para el futuro Gorka porque además es como yo también más lo disfruto.
Un saludo!
Muy interesante Juan, es como si todo lo que nos rodea es un espejo y nos vemos reflejados en él.
De ahora en adelante me fijaré en lo que envidio, molesta, etc….seguro que hará conocerme mejor.
Buena semana
Por cierto, ahora que lo pienso, mi último post es una pequeña venganza contra los turistas…..será que necesito unas vacaciones y me dan envidia…..
Chau
Eso es básicamente Kris. Las actitudes que nos molestan en otros también están presenten en nosotros y por eso mismo nos molestan. Los demás nos reflejan a nosotros de las cuatro formas que explico en el artículo.
He visto tu post (muy curiosas fotos por cierto) pero no sabía lo de la venganza jeje. Puede que tengas razón y sea la envidia lo que te hace sentir de esa forma. Yo que tú me tumbaba con ellos en la arena de la playa y le daba caña al cuerpo 😉
Buena semana.
Chau
Estoy totalmente de acuerdo. Muy interesante.
Creo que una clara evaluación de uno mismo nace de mirarse interiormente y analizar donde es que fallamos, o que causa que eso que tanto nos molesta del otro, se vea reflejado en la relación. Cada ser es un universo de posibilidades, y habiendo tanta presión externa de seguir un patrón para parecerse a otro (supuestamente mejor) tratar de ser auténticos..la mejor opción!..Me encantó la imagen, ilustra genial el contenido del post! Saluditos =)
Mirarse interiormente y conocerse haciéndolo es lo más enriquecedor que podemos hacer pero también lo más difícil.
Aprendiendo y poniendo en práctica estos conocimientos quizá lo tengamos un poquito más fácil.
A mí me ha servido, espero que a otros también.
Me alegro de que te haya gustado la foto, no la hice pensando en el artículo pero las fotos creativas dan para mucho.
Saluditos Soledad =)
Me ha encantado el artículo – y me he reído mucho con este punto «Cuando te levantas por la mañana y te miras en el espejo ¿a quién peinas? ¿a ti mismo o a la imagen del espejo? (yo en unos años ya no tendré nada que peinar)» –
Me he reconocido mucho en el punto de comportamiento deseado, antes de empezar el blog veía gente que estaba haciendo lo que le gustaba en Internet y sentía rabia de no estar haciendo lo mismo. Lo cierto es que me daba miedo estamparme contra la pared, me daba miedo fallar en lo único que me creía buena y estaba en una espiral entre que quería hacerlo, no me atrevía y sentía celos de los que se habían atrevido.
Genial chirruper, me tengo que pasar más por aquí!!
Saludibiris
Gracias Judith, me gusta que te guste y me alegra verte por aquí. Mi sofá es tu sofá (me pido el lado derecho ¿vale?).
Creo que la mayoría de nosotros nos reconocemos en el comportamiento deseado porque es quizá el más sencillo de detectar una vez que sabes a que es debido. A mí también me ha pasado lo que comentas en ese ámbito y en otros.
El miedo a fracasar y la frustración por no hacer lo que queremos desemboca en esa malsana envidia que sentimos hacia los que sí han conseguido hacerlo. Esto nos lleva, en cierto modo, a ‘odiarles’ por ello, a que nos caigan mal en ese aspecto, cuando lo que en realidad pasa es que no somos capaces de enfrentarnos a nuestros miedos y nuestro malestar proviene de nuestra propia actitud.
Los celos reflejan nuestras inseguridades y son una forma de envidia. Me alegro de que te hayas lanzado al ruedo y hayas superado tus miedos porque creo que tienes mucho que ofrecer.
Gracias de nuevo por pasarte y participar.
Bienvenida Chiribiri!!
Muy interesante esta entrada. Concuerdo contigo en lo expuesto, y añado, a base de citas, en forma de resumen.
Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Leon Tolstoi
El primer paso para cambiar una sociedad es cambiar uno mismo.
El segundo paso para cambiar una sociedad es ser consciente y consecuente con tus actos.
El tercer paso para cambiar una sociedad es implicarse en el cambio.
Me alegro de que te haya gustado y de que compartas estos puntos de vista celembor.
Totalmente de acuerdo con las frases que has plasmado en tu comentario, me parecen muy acertadas y que esconden sabias lecciones que nos convendría aprender y, sobretodo, poner en práctica.
Muchas gracias por pasarte y participar.
Un saludo.
Cuchi!Hoy justo he ido escuchando un podcast de Pensamiento positivo sobre el tema del condicionamiento!
Llevo tiempo analizando mis criticas a los demas, me las callo, la rumio e intento decidir porque me molesta ese comportamiento…tu lo has puesto en palabras!
Bravo!!
Chu!!
Jajaja, me ha gustado eso de «cuchi», se nota que eres una persona extrovertida (me vendrás bien para aprender de ti jeje)
Me alegro de que te haya servido para aclarar tus comportamientos, ¡de eso se trata!
Chu!!
¡Fantástico post!
Creo que has explicado perfectamente el funcionamiento de los comportamientos especulares, y el por qué determinadas personas y cosas nos «hacen saltar».
Un par de mis frases favoritas relacionadas con este tema:
– «Cuando señales con el dedo recuerda que otros tres te señalan a ti»
– «Asiste a tus propias lecciones»
Un abrazo!
¡Muchas gracias Ángel!
El conocernos es fundamental para comprendernos y poder así abordar un cambio que mejore nuestra calidad de vida aunque, como dice Salvador Carrión: «información sin experiencia es lo mismo que un asno cargado de libros».
Muy buenas tus frases, me las apunto.
Gracias por pasarte y participar.
Un abrazo!
Muy bueno Juan!. En el comentario de Ángel he visto una frase que recién aprendí el año pasado: “Cuando señales con el dedo recuerda que otros tres te señalan a ti”. Fue un gran descubrimiento, la verdad. Nunca había concebido mis criticas a los otros como algo que yo también hacía o como reflejo de algo lo que también pecaba o peco.
Ahora me amplias el campo y en el que quizás más trabajo hay puede ser en el de reconocer el comportamiento evasivo… No queremos ser así, pero a veces somos, consciente o inconscientemente. Por ello, está bien prestar atención y examinarnos, auto conocernos y reflexionar la manera en la que nos comportamos.
Trabajo!!
Es una gran frase Ana, por todo lo que implica (y que yo aprendí a través del comentario de nuestro colega jeje).
Todo cambio consciente empieza por darnos cuenta de nuestros propios comportamientos, para después poder influir en ellos en el sentido que nos propongamos.
Y como bien dices, mucho trabajo nos queda por delante así que…
¡A por ello!