Rememorando tiempos pasados de coleccionista de conocimientos hace unos días he vuelto a comprar la revista Muy Interesante, por entonces una de mis favoritas, y me he encontrado con un artículo que habla de las 7 cualidades que te ayudarán a ser más feliz.
¿Qué te parece si les damos un repaso?
¿Qué es la felicidad?
En las sociedades desarrolladas de hoy día la mayoría de las personas tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas y sin embargo parece que esto no nos ha conducido a ser más felices sino que, muy al contrario, ha conseguido que nos sintamos más insatisfechos.
La felicidad es como un pez escurridizo que se ha convertido en el Santo Grial que todos perseguimos a golpe de gurús, autoayuda, pastillas, terapias y hasta blogueros. En el más anhelado objetivo de la vida.
Yo diría que felicidad es un concepto difícil de definir porque es algo totalmente subjetivo y consiste en cosas distintas para cada persona. Es algo tan general y a la vez inespecífico que tratar de darle una determinada forma para encajarlo en una definición me parece bastante desacertado.
Rochefoucauld (escritor francés) nos daba algunas pistas cuando dijo:
La felicidad reside en los gustos y no en las cosas; somos felices cuando tenemos lo que nos gusta, y no cuando tenemos lo que los demás encuentran agradable.
Podemos convenir en que la felicidad no es un estado perpetuo que dure toda la vida, sino que tenemos mayor o menor cantidad de momentos felices. Es algo que tiene que ver con el bienestar, con sentirse bien, y esto depende de muchos factores que difieren un poco o un mucho de unas personas a otras.
Por eso yo me quedo con que la felicidad es un estado más o menos intenso que va y viene, y que depende fundamentalmente de la actitud para con la vida de la persona que se siente feliz.
Como decía Shopenhauer:
Un mendigo sano puede ser más feliz que un rey enfermo.
La felicidad no se mide en años, meses, semanas ni días, se mide en momentos, y en este sentido «hoy es el mañana de ayer».
Si la consideramos como una meta se convertirá en algo irreal e inalcanzable, y esto nos generará unas expectativas que nos impedirán disfrutar de los lugares donde verdaderamente se encuentra, en el presente.
No debemos perseguirla sino disfrutarla, porque aquí y ahora es donde se esconde.
En cuanto a lo que a mí me funciona, me atrevo a asegurar que soy más feliz cuando:
- Tengo buena salud.
- Valoro y disfruto lo que tengo y lo que hago.
- Soy optimista.
- Estoy ilusionado.
- Comparto con los demás.
Puede que ahora te apetezca contarme cuando eres tú más feliz y quizá me anime a copiarte alguna estrategia 😉 , pero voy a seguir hablándote de las cualidades y actitudes que, según los expertos, nos ayudan a sumergirnos con más frecuencia en esa serie de estados que llamamos felicidad.
7 Cualidades que te Ayudarán a ser Más Feliz
Como ya he dicho antes los factores que nos ayudan a ser más felices pueden variar mucho de unas personas a otras, convirtiéndose en algo totalmente subjetivo. Sin embargo sí parece ser que existen una determinadas cualidades que generalmente nos acercan a todos a ese estado de felicidad, y que tienen mucho que ver con esa actitud para con la vida que ya he mencionado.
Según diversas investigaciones la clave para llevar una vida mejor y más satisfactoria (más feliz) reside en desarrollar y fomentar las siguientes cualidades:
Las personas más felices no son aquellas que hacen toda la vida aquello que les gusta, porque hacer eso es precisamente la razón principal por la que, tarde o temprano, algo nos deja de gustar.
Las personas más felices son las más curiosas e inquietas, aquellas que siempre están investigando y descubriendo cosas nuevas, averiguando lo que les gusta y lo que no en base a experimentar y afrontar nuevos desafíos, aún a pesar de todo el estrés que esto pueda llevar consigo.
Estimular tu curiosidad y aumentar tu atrevimiento para buscar y conseguir lo que te atrae, hará que suba tu nivel de satisfacción, ya que cada vez que descubres que eres capaz de hacer mucho más de lo que pensabas, tu autoestima se refuerza y tu positivismo crece, haciendo que disfrutes cada vez más de cualquier nueva experiencia.
Sin embargo, si tu nivel de curiosidad se reduce a saber que ponen cada noche en la tele, lo más probable es que pronto pases a formar parte de las estadísticas de enfermos de alzheimer, o con alto riesgo de arteriosclerosis 🙂 .
Ya sabemos que, como seres sociales que somos, las relaciones humanas nos resultan imprescindibles para sobrevivir, y es cuando nos sentimos acompañados, o pertenecemos a un grupo determinado que nos dota de identidad, que alcanzamos un mayor nivel de bienestar emocional (ya sabes, lo de las alegrías y las penas compartidas).
En general las personas más felices son las más sociales, las que tienen mayor facilidad para las relaciones interpersonales.
Y a su vez la felicidad que obtenemos al relacionarnos con los demás nos incita a ser todavía más sociables, lo que cierra un círculo que se alimenta a sí mismo.
Sé de lo que hablo cuando te digo que la introversión tiene aspectos positivos, pero a la larga también puede ser una auténtica mierda, y más todavía si va acompañada de timidez, entonces la situación ya se convierte en una puñetera cuadra, donde comes, cagas y duermes siempre en el mismo lugar.
Por desgracia para nosotros la verdadera educación no está en las aulas, porque lo que nos enseñan tiene poco que ver con lo que realmente necesitamos aprender para alcanzar un mayor bienestar y ser más felices.
La verdadera educación que nos acercará a estas metas, es aprender a conocernos, a comprendernos y a mejorar nuestras relaciones.
La mala noticia es que recibirás poca ayuda del Estado en este sentido, la buena es que hacerlo por ti mismo, como casi todo, resulta mucho más enriquecedor.
Supongo que el refrán que mejor representa al optimista es el de «no hay mal que por bien no venga».
El optimismo no significa pensar que todo nos va a salir siempre como queremos, sino que representa la capacidad de ver el lado positivo de cualquier situación, sea la que sea.
Los optimistas son auténticos aprendedores de lecciones, y eso es precisamente lo que refuerza su positivismo.
Esta disposición a aprender de todo y de todos hace que aumente su capacidad de aceptación de lo que acontece, mejorando el ánimo con el que se enfrentan a las situaciones complicadas, y proporcionando así un mayor bienestar en forma de alta autoestima y satisfacción personal.
Ya sabemos todo lo que el estado de ánimo puede llegar a influir en la salud, y de paso en la calidad de vida y en la longevidad, por lo tanto creo que queda bastante claro que el optimista tiene muchos más boletos para ser más feliz y vivir más y mejor que el colega de turno con cara de sapo.
Ser generosos compartiendo con los demás lo que somos, lo que hacemos y lo que tenemos, nos hace más felices porque es una fuente inagotable de satisfacción.
Algunos estudios incluso afirman que la relación entre ayudar a otros y el bienestar propio es un rasgo universal de humanidad que puede tener su origen en una estrategia adaptativa que favorece la supervivencia por medio de la colaboración.
Practicar la gratitud tiene mucho que ver con ser generoso, porque siendo agradecidos también ofrecemos generosidad y reconocimiento, dando valor a todo lo que los demás hacen por nosotros.
Y además este agradecimiento nos conduce al positivismo, porque sentirnos bien hará que veamos casi cualquier circunstancia en que nos encontremos como una oportunidad para aprender lecciones y sacar algo bueno, en vez de tomarnos los reveses como un fracaso que nos haga caer en la apatía y la desgana.
Estoy seguro de que algunos de los momentos más felices de tu vida (y de la mía) tienen que ver con la generosidad y el agradecimiento, tanto con el que das como con el que recibes a cambio, o con los dos a la vez (ahora es cuando recuerdas aquel momento en que te sentiste como Rocky cuando era vitoreado por un público que reconocía su valentía y coraje).
La flexibilidad es la capacidad de adaptarnos a las circunstancias por medio de una mentalidad abierta al cambio.
Ser flexible implica saber apreciar lo bonito de la vida y todas las posibilidades que ésta nos ofrece, pero también admitir que la vida está llena de decepciones y de desencuentros, y aceptar que al igual que unas veces nos sentiremos alegres y satisfechos, otras estaremos enfadados, tristes o decaídos.
Siendo flexibles asumiremos todas nuestras emociones con naturalidad sabiendo que son necesarias y aprovechables para nuestro crecimiento interior, lo cual nos proporcionará sabias lecciones que nos ayudarán a gestionarlas de la mejor manera posible, convirtiéndonos de este modo en personas más felices y satisfechas.
La frustración y la insatisfacción aparecen cuando somos rígidos en nuestra forma de ver las cosas, y no asumimos que no sean como nosotros queremos. Cuando no aceptamos ni respetamos que existan otras perspectivas y puntos de vista diferentes al nuestro, cuando nos negamos a aprender y a evolucionar.
Ahora es cuando me haces un comentario diciéndome que tú lo ves de otra forma y yo te pongo a parir 🙂 .
¡Ponme a prueba!
La obsesión por la perfección hace que siempre estemos preocupados por las apariencias y que le demos mucha importancia tanto a nuestro censor interior como a los juicios ajenos, lo cual no hace sino fomentar un comportamiento insano y perjudicial para nosotros.
Tener un comportamiento organizado y estructurado, prestando atención a los detalles, puede ser muy útil, pero si nos pasamos de la raya, puede convertirse en una obsesión y agotarnos, adoptando la forma de una preocupación permanente.
Pensar demasiado nos consume y nos confunde, dificulta la toma de decisiones y alimenta nuestros prejuicios, haciéndonos vivir en el futuro y alejándonos del momento presente, que es donde verdaderamente se encuentra el disfrute de la vida.
Reconozco que este es uno de los campos en que más necesito mejorar, porque considero que mi perfeccionismo en ocasiones me perjudica bastante. Sin embargo tú y yo sabemos que el primer paso para cambiar un comportamiento es ser consciente de que existe, y el segundo decidir si vamos a hacer o no lo necesario para modificarlo ¿Cual crees que es el tercero?
¡Pues sencillamente hacerlo!
Y haciendo es por donde estoy ahora (ya he conseguido repasar los post solo media docena de veces en vez de una docena como al principio).
Cuando realizamos actividades que nos gustan perdemos la noción del tiempo porque vivimos totalmente en el momento presente, nos centramos completamente en lo que estamos haciendo y lo disfrutamos al máximo.
Las actividades más placenteras como por ejemplo el sexo, el deporte o meditar son las que más presencia y atención plena requieren, y por eso son también las que mayor placer nos proporcionan y con ello beneficios.
Buscar, encontrar y realizar esas actividades, es lo que nos proporcionará una mayor cantidad de momentos felices, pero podemos incluso ir más allá tratando de trasladar esa presencia plena a cualquier momento de nuestras vidas, convirtiéndola en un hábito automático, en una forma de ser y de vivir.
Una de las formas en que entramos con frecuencia en ese estado de atención plena es cuando viajamos, porque vivimos casi todo el tiempo en el momento presente, y hacerlo nos ayuda a ser curiosos, sociables, optimistas, generosos, flexibles y despreocupados.
¿Aún te sigues preguntando por qué viajar nos gusta y nos aporta tanto?
Pues espero que el viaje a través de mis reflexiones te lo haya dejado un poco más claro, aunque próximamente creo que me extenderé un poquito más sobre el particular (maaas todavía).
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Y aquí lo dejo para que puedas practicar. Yo ya lo estoy dando todo y ahora es tu turno, así que ya sabes…
Ponte en marcha
¡Pero ya!
Y si te ha gustado (el artículo) no te olvides de menear (también el artículo) 🙂
Estoy totalmente de acuerdo con tu entrada. El problema es conseguirlo, aunque según tú lo expones parece muy sencillo 🙂 Supongo que consiste en avanzar un poco cada día. Marcarte metas pequeñas para no fallarte a ti mismo. Y, ya se sabe que la voluntad es un músculo que se entrena. Cuando más entrenado esté, menos trabajo nos costará hacer lo que nos proponemos, ¿no crees?
Te felicito por tu aportación, tan acertada como siempre. Hay cosas, como las que escribes aquí, que es bueno que nos recuerdes, cosas que debemos tener en cuenta y no olvidar para no permitir que la rutina nos atrape, para ser más felices.
Un saludo,
Livia
Muchas gracias Livia, yo tengo la misma sensación cuando leo sobre estos temas.
Sobre el papel todo parece lógico y hasta sencillo y eso que hace que diga, a por ello, pero luego sobre el terreno comienzan a aparecer las complicaciones y a apreciar que el camino es largo y nada fácil. Como dices, hay que ir poco a poco (step by step 😉 ), y lo más importante es la actitud y el convencimiento de que ese es el camino y de que la recompensa merece la pena (para mí es el mejor estímulo). Sin embargo, cuando los resultados no llegan porque solo se ven a largo plazo, es cuando las cosas resultan más difíciles.
El saber (la teoría) no ocupa lugar (es necesario), sin embargo y como leí en alguno de esos libros: «el conocimiento sin experiencia, es como un asno cargado de libros». Hay que ponerlo en práctica si queremos obtener verdaderos y duraderos resultados. Por lo tanto…
¡En marcha! 🙂
Uyuyuyuyu!! Lo que más me gusta en el planeta, la felicidad!!<3
Y es que dicho así parece sencillo, y yo vengo hoy guerrera y digo que lo es..¡que lo es señores! si yo era una persona triste y negativa y he conseguido ser feliz, teniendo bastante menos cosas para serlo que antes, todo cristo en este mundo puede, ¡he dicho!
Y no es que mi vida sea un caminito de rosas, el universo anda cachondo ultimamente y se las está ingeniando para que tenga mis más y mis menos, quizás la clave para mi sea la flexibilidad (y no, no la del circo del sol) sino la de aceptar las cosas como vienen…¿Qué tienes que quieres?
Y si Juan, podías aplicarte el cuento y fluir con la meditación, es de lo mejor después de otra cosa en este mundo…jijijiji
Chu!!
Guerrera y con un lenguaje llano y directo madame, lo cual tengo que decirte que ¡me gusta joder!
El camino no es de rosas y aunque lo fuera conviene recordar que las rosas tienen espinas y pinchan del carajo. La flexibilidad es muy pero que muy importante y es algo en lo que todos debemos mejorar, una de las cualidades más destacadas de las personas asertivas (gran palabro este), quizá un día me ponga con la asertividad, ¿mola no?
La dichosa meditación se me resiste, un reto más que debo llevar al campo de la experiencia porque de teoría voy sobrado (como con tantas otras cosas, ¿se nota no?). Quizá podía probar a meditar haciendo esa otra cosa mejor del mundo jeje ¿lo has probado? 🙂
Como bien dices la felicidad no es gratis. Pero ¿es gratis mejorar, ganar dinero, ponerse en forma, adelgazar, llevarse bien con la gente?. Nada es gratis, y lo mejor es que nos demos cuenta lo antes posible.
La vida es un regalo, nos la otorgan y por supuesto no la elegimos. Otro tema es lo que después hagamos o dejemos de hacer para vivirla (o abandonarla). Vivir es gratis, la felicidad depende de muchos factores (económicos y no económicos) y no es algo ni constante ni medible, sino más bien lo contrario. El darse cuenta de lo que nos hace felices y de lo que podemos o no hacer para serlo es el comienzo. Luego hacerlo ya es otra historia.
Me encantan las reflexiones que te llegan cuando ves un programa, lees una revista, escuchas la radio, lees un blog, un libro o simplemente charlas con un desconocido o con tu familia… Creo que todos lo hacemos, sin embargo pocos compartimos y eso es una lástima, porque se pierden reflexiones como esta 🙂
¿Cuándo soy más feliz? A mi me hace feliz cosas tan pequeñas como ver llover, un día con el cielo azul o nublado o escuchar la voz de mi madre por Skype o cuando tengo una charla profunda con mi pareja o cuando camino perdida en una ciudad o un pueblo nuevo. Viajar me hace feliz, leer un buen libro me hace llorar a veces y me hace ser feliz. Escribir este comentario me hace sonreír y ser feliz… Ver una nueva flor, abrazar un árbol, un gato que se me acerca o un perro que me sigue… Qué te puedo decir, por más duro que sea el día, por más jodida que esté trato de respirar profundo buscar una pequeña cosa que me devuelva la felicidad y sonreír.
Y si las cosas están muy malas (porque hay días que así lo son) tengo un remedio que siempre me saca del hueco en el que me encuentre: Hablar con mi madre, ella tiene la forma de hacerme sonreír siempre y de decirme que eso que me preocupa realmente no es tan importante 🙂
Lo que aprecio en todas las cosas que mencionas que te hacen feliz Diana, es que están relacionadas con el momento presente y la conciencia de apreciar y valorar las «pequeñas cosas». Sin duda me parece una buena actitud, sobretodo cuando, como dices, te funciona, y además tiene mucho que ver con el agradecimiento del que también he hablado en otro artículo.
Cierto que muchas cosas no salen como esperamos y ahí es donde entra en juego la aceptación y la perspectiva en forma de positivismo y flexibilidad (o de tu madre 🙂 ).
Si nos damos cuenta, en realidad estas siete cualidades para ser más feliz están íntimamente relacionadas y unas nos conducen a las otras haciendo de refuerzo, aunque hay que practicar y no se trata de chasquear los dedos y conseguir ser feliz para siempre. Eso solo pasa en los cuentos e incluso ahora los veo como perjudiciales porque nos alejan de la realidad y nos conducen hacia la confusión y la frustración cuando las cosas no son como esperábamos, además de que de esa forma no estamos preparados ni para aceptarlas, ni para afrontarlas.
Yo también le di muchas vueltas al tema de la felicidad. Sabes por qué creo que soy feliz, porque tengo gustos sencillos. No necesito muchas cosas. Un poco de salud, dos amigos, la familia, dinero suficiente para pasar el mes, unos libros y lápiz y papel. Ser simple a veces ayuda. Saludos, Juan.
Coincido contigo Ainhoa, en que la sencillez (relacionada con la humildad) es también un factor importante. Cuanto menos necesitamos menos deseamos, menos apegos tenemos y más nivel de satisfacción alcanzamos. Una buena recomendación sin duda. Saludos!
Hola, Juan. Extrañaba pasarme por acá y descubrir que en este pequeño rincón siempre hay luz. Me gusta la sensación que me deja el leerte. Los sentimientos que afloran. Las certezas que compartimos y en ocasiones desestimamos. Las ganas de transmitir y compartir lo poco y mucho que sabes. Me encanta, en especial, que nos recuerdes la urgencia de ser felices, y el valor que se esconde tras cada acción o gesto pequeño. Gracias. Por ahora me reservo un poco las cosas que me hacen feliz. Abrazos
Muchas gracias por tus palabras María Eugenia, sin duda también me gusta la sensación que me deja leerte 🙂 Abrazos.
Que gran texto Juan! Coincido en todo. Es cierto, no todos tenemos el mismo concepto sobre la felicidad. Por mi parte, creo que no existe la felicidad absoluta. Si no que se conforma de momentos.
Es algo que aprendí hace poco. En mi caso, entendí que no me mueve un pelo lo material. Puedo sobrevivir sin un diamante, pero no sin un abrazo sincero! Y eso, me hace la vida mas fácil 🙂 Lo mas importante en la vida es tener salud y disfrutar de cada momento de triunfo, que de lucha ya hay bastante. Y por otro lado, si no hubiera sido infeliz, no podría hoy saber lo que es la felicidad.
Al margen….probaste con una meditación guiada??
Un abrazo amigo =)
Pues recuerdo haber probado a meditar un par de veces con la ayuda de unos audios, y no me fue mal, sin embargo lo que me falla es la constancia y tratar de implantar el hábito como si se tratase de una comida más. Quizá el que los beneficios no se aprecian al instante sino con la repetición y la práctica pues hace que me cueste ponerme.
Un abrazo Sole!
Me ha gustado mucho todo lo que dices y suscribo eso de que la felicidad son momentos y estados. La felicidad es tener siempre algo que hacer, descubrir algo nuevo, estar rodeado de gente positiva y que te aporte y tener tiempo para un café.
Un saludo
Hola Aitor!
Creo que al final todo se resume en tener una actitud curiosa, y fomentar la ilusión por hacer cosas. Y para ello saber valorar y aprovechar el tiempo de que disponemos resulta fundamental. Todos estamos inmersos en una cuenta atrás de final incierto, y deberíamos tener eso muy pero que muy presente.
Un saludo!
Muy de acuerdo Juan. Son cualidades maravillosas… la presencia hay que trabajarla. Es terrible la dispersión y encontrarte a veces sin saber cómo has llegado a un sitio o dando un paseo de 2 horas sin contemplar el paisaje…
Es de lo que más cuesta: el aquí y ahora.
Así es Ana, pasamos mucho tiempo en realidades paralelas creadas por nuestra mente en vez de disfrutar de lo que nos rodea, y como esas construcciones son en muchas ocasiones perjudiciales para nosotros pues así nos va.
Por ejemplo cuando viajo lo veo mucho ahora en la obsesión por el móvil y las fotos. Muchísimas personas estando en lugares maravillosos no son capaces de estar presentes y disfrutar de ellos y del momento, sino que solo piensan en fotografiarse de mil millones de formas, postureando para compartirlo después en las diferentes redes sociales. Me parece bastante penoso la verdad.
Recuerdo una ocasión en una visita guiada a una cascada de Marruecos. Al llegar al espectacular paraje todos se pusieron a posturear y hacerse selfies sin parar con la cascada de fondo, sin enterarse siquiera de donde estaban. Yo era el único que no hacía fotos porque intentaba estar presente y disfrutar del lugar lo más intensamente posible y el guía, que se dio cuenta, se acercó señalando su cabeza y su pecho y me dijo: ‘tú no necesitas fotos porque te lo llevas en la mente y en el corazón’.
Le sonreí, le di las gracias, y continué disfrutando 🙂