La frase ‘persigue lo que quieres, valora lo que tienes’ encierra un sabio mensaje, al mismo tiempo que representa en buena medida la filosofía que pretendo transmitir desde este blog, así que en este artículo voy a hablarte de cuales son los significados que encierra para mí.
No puedes tenerlo todo
No, no puedes tenerlo todo es el sugerente título con el que el bloguero Mark Manson encabeza uno de sus inspiradores artículos donde habla de la imposibilidad de tenerlo todo, de la necesidad de elegir para poder ganar, y también para perder, y del coste de oportunidad que conllevan todas nuestras acciones.
Y ha sido precisamente ese artículo el que me ha servido de estímulo para encontrar la motivación necesaria para volver a escribir, después de más de un mes de sequía rebanándome los sesos, tan exprimido quedé tras mi anterior publicación.
Un blog es una herramienta magnífica para expresar nuestros pensamientos y plasmar nuestra filosofía de vida compartiéndola con el mundo, y es muy habitual escoger una frase representativa con la que darle una orientación que sirva de pista e inspiración para nuestros posibles lectores (y para Google 🙂 ).
En mi caso persigue lo quieres, valora lo que tienes es una de las que más me gusta, y además me he dado cuenta de que he hecho unas cuantas referencias en publicaciones anteriores a ese mensaje, pero nunca me he dedicado en profundidad a explicar qué es lo que significa, y qué es lo que implica para mí esta supuesta filosofía, por lo que aquí me tienes, a punto de poner remedio a tan tremenda desfachatez.
Acabemos… de empezar.
Persigue Lo Que Quieres
Como dice Mark en su artículo no podemos tenerlo todo, porque cualquier acción que escojamos realizar tiene unos costes de oportunidad, es decir, supone que al elegir hacer una cosa estamos perdiendo la oportunidad de hacer otras.
No podemos tenerlo todo, ni tampoco podemos hacerlo todo, ya que solo tenemos un cuerpo y una presencia (por ahora), por lo que debemos elegir dónde estar y qué hacer, y asumir las consecuencias de esas elecciones.
En las sociedades modernas la insatisfacción se ha convertido en una fiel compañera del ser humano, y no solo por no estar haciendo lo que nos gustaría en cada momento, sino también por el exceso de oportunidades de que gozamos el cual nos conduce hacia el inconformismo y el ansia de poder, hacia la envidia y la avaricia.
Está muy bien no conformarnos con lo que tenemos y perseguir nuestros ideales, pero eso ha de estar asentado en valores firmes y sanos como lo son el respeto y la contribución. Por desgracia, esto está siendo más excepción que regla.
Por otro lado (o por el mismo), perseguir lo que queremos parte de la premisa de que sabemos de qué se trata, y eso es muchas veces lo más difícil de definir.
Cuando por ejemplo te hablaba de cómo encontrar un trabajo satisfactorio ¿cómo saber que trabajo es? (deberías leer el artículo si quieres averiguarlo 😉 ).
Nuestra vida está plagada de elecciones que nos llevan en una u otra dirección, y cada una de ellas debería suponer un aprendizaje para ir afinando progresivamente la búsqueda de nuestros objetivos, pero en realidad no es tan sencillo, en realidad resulta jodidamente complicado.
Suele suceder que empezamos por perseguir un objetivo, un ideal, un sueño, o lo que prefieras, y somos muy felices mientras la ilusión por alcanzarlo nos ilumina cada día, sin embargo una vez que lo hemos conseguido esa ilusión empieza a difuminarse poco a poco con el tiempo hasta desaparecer, porque una vez lo alcanzamos o bien deja de llenarnos, o bien dejamos de valorarlo.
Uno sabe lo que quiere hasta que lo consigue, después sencillamente quiere otra cosa.
No somos felices
Va a ser que no… que no somos felices.
Las estanterías de la sección de autoayuda de cualquier librería de centro comercial están a rebosar de guías sobre cómo mejorar nuestras vidas, por algo será.
Como yo mismo argumento en un estupendo artículo de mi colega Alicia González, la felicidad es un estado, una forma de ser, una actitud, y por eso creo que no se encuentra en ningún objetivo, suceso o posesión, sino en la forma con la que enfrentamos todas esas circunstancias. Y por eso mismo no depende de lo que somos, hacemos o tenemos, sino de lo que pensamos y creemos acerca de lo que somos, hacemos y tenemos.
Según expone en su libro El viaje a la felicidad el conocido divulgador científico Eduardo Punset, la felicidad se encuentra en la sala de espera, es decir, somos mucho más felices mientras perseguimos aquello que nos ilusiona que después, una vez que lo hemos alcanzado.
Esto se refleja muy bien en algo tan cotidiano como son los regalos o las compras de algo que queremos tener, e incluso también en las relaciones personales. La expectativa y la ilusión son enormes cuando estamos esperando o buscamos algo deseado, y sin embargo esa felicidad se diluye con rapidez, como la miel en la boca, cuando ya poseemos esos objetos o alcanzamos esos anhelos, y nos acostumbramos a ellos dejando de valorarlos.
Esta actitud se puede extrapolar a cualquier ámbito de nuestras vidas e incluso, como expongo en mi artículo sobre practicar la gratitud, al mismo hecho de vivir ya que, si esperamos despertar cada mañana, es poco probable que nos sintamos agradecidos por estar vivos.
¿Y hacia dónde nos conduce todo esto?
Pues aunque el tema te puede resultar como mínimo ligeramente abstracto, casi tanto como el cuadro pintado por un chimpancé que fue admirado en el museo Guggenheim de Bilbao (y cuyo puñetero enlace no he conseguido encontrar), espero poder darle un rumbo mínimamente coherente con el siguiente punto (sí, ya lo sé, soy un cachondo).
Valora Lo Que Tienes
Estoy de acuerdo con Punset en que, cuando queremos algo, somos más felices mientras estamos en la sala de espera, cuando todavía no hemos alcanzado eso que deseamos, pero también es muy posible que la respuesta a nuestra insatisfacción permanente, a nuestro no ser felices, no se encuentre en el conseguir, o en el hacer y tener más, sino en el hacer y el tener menos, en la simplicidad, en el valorar lo presente, en el dejar de desear más y más.
O por qué no, puede que el secreto de la felicidad esté en encontrar el punto de equilibrio entre el persigue lo que quieres y el valora lo que tienes.
Muchas de las decisiones clave de nuestras vidas giran en torno a esta cuestión, lo cual me suscita un par de preguntas:
¿Qué es lo que perseguimos?
¿Qué es lo que valoramos?
Y cuyas respuestas me conducen a una tercera incógnita:
¿A qué estamos dispuestos a renunciar?
Porque no… no podemos tener todo.
Y no… no podemos hacer todo.
Debemos escoger, y para ello tenemos que decidir a qué queremos renunciar, siendo en este punto donde entra en juego el valor que le damos a las cosas, a todo aquello que es importante para nosotros pero que muchas veces obviamos, comportándonos como auténticos estúpidos dejándonos llevar por nuestra naturaleza egocéntrica e insatisfecha.
Nos gusta pensar en que la vida ha de tener un propósito que nos llene y nos realice, y lo buscamos y lo perseguimos. Nos empeñamos en encontrarle un sentido que nos alivie la carga de creer que no estamos aquí por ninguna razón en especial más que vivir.
Y cuando no encontramos ese propósito, cuando no encontramos ese sentido, nos asalta el vacío y la insatisfacción, renunciando con ello al momento presente, al aquí y ahora, desvalorizando y despreciando de esta forma la vida.
No se trata de no querer nada o de no perseguir nada, se trata de querer y perseguir aquello que nos merece la pena, aquello que de verdad tiene valor para nosotros y sobretodo, se trata de no olvidarlo.
Tú decides lo que es.
Y para conseguirlo hemos de empezar por valorar el simple hecho de estar vivos, agradeciéndolo y disfrutándolo desde ya… y para siempre.
¿Alguna pista?
En este artículo te doy siete, pero si tuviese que escoger yo me quedaría con:
CONEXIÓN Y PRESENCIA
Conexión con la vida, con las cosas y las personas, con todo lo que nos rodea.
Y presencia en cuanto a estar aquí y ahora, a vivir el momento con la mayor intensidad posible.
Porque estar muy presentes nos ayuda a clarificar qué es eso tan valioso que nos llena y nos hace felices, y por supuesto, nos estimula a disfrutarlo como lo único que existe.
Siempre es ahora ¿no te parece?
Somos nosotros, desde nuestro ego, quienes lo complicamos y lo hacemos difícil, cuando la realidad es que es muy sencillo:
Coge aire,
Respira profundamente,
Abre los ojos,
Da las gracias,
Y elige Vivir.
[Foto de portada: apuntando al templo Wat Arun desde el río Chao Phraya en Bangkok]
Tienes mucha razón, Juan. Creo que sentimientos como satisfacción o felicidad son percepciones a posteriori. Por ejemplo uno puede pensar: en tal momento era feliz. Pero claro, esta es una valoración que se hace después de analizado el pasado (y con el tamiz de la memoria, que tiende a eliminar muchos recuerdos negativos). Vivimos entre esperanzas (futuro) y recuerdos (pasado) y nos olvidamos de vivir el ahora (presente), que será el único que podamos vivir.
Tú lo has dicho Aitor, el tamiz de la memoria muchas veces desvirtúa la realidad mostrándonos «otra cosa», y las expectativas acerca del futuro tampoco suelen beneficiarnos, por eso vivir en el ahora es lo mejor que podemos hacer, aunque nuestro funcionamiento nos permite disponer de muchas herramientas que, bien usadas, resultarían provechosas.
No, no podemos hacerlo todo…De eso ya me he dado cuenta yo solita…. a base de taquicardias.
Me voy a relajar en el sofa, mientras me tomo un té y dibujo algo…pero a la vez le echo un vistazo a las redes sociales a ver si sale alguna oferta guay de trabajo para aplicar…espera que me suena el móvil que he puesto el anuncio para alquilar mi habitación ya que me mudo -lo cual me recuerda que tengo que ir buscando cajas- y en fin…que si, da gusto un ratito de relax…Es o no?
XDDD
Chuuu!!
Hay un «momento ahora» que a mí me encanta y es cuando das uno de esos abrazos con tanta intensidad que te hacen temblar de emoción y tambalear por completo, cuando no existe nada más porque la atención es absolutamente plena, pleno ahora y auténtica vida ¡una gozada total!
A mi también me encanta Mark Manson. De hecho la lectura de tu post me ha traido a la mente un rezo budista que cita en un post suyo: «Eres perfecto tal como eres, aunque siempre puedes mejorar».
Es realmente importante aceptar tu situación actual y como imprescindible paso previo conocerla. Auto-conocimiento y aceptación.
Y sobre la felicidad te dejo con una definición que también da el bueno de Mark:
«La felicidad es el proceso de transformarte en tu yo ideal».
Creo muy adecuada esta definición porque incorpora el cambio (algo consustancial a la vida) y propone a la felicidad como un camino (como tu dices «una forma de ser») más que una meta.
Me alegra tu regreso. Un saludo.
Totalmente de acuerdo elPakoP, autoconocimiento y aceptación (que proviene de la comprensión) son dos pilares fundamentales. No conocía esa definición de felicidad aunque ahí nos encontramos con la cuestión de qué entendemos por «yo ideal», si es algo que se puede perseguir o simplemente debemos dejarnos «fluir» y el camino del cambio, como dices, nos conducirá hasta él.
Gracias a ti, a mí también me alegran tus siempre enriquecedores comentarios. Un saludo amigo!
En un mes de «sequía literaria» no se te ha olvidado escribir de PM (pongo las siglas para no fastidiar el texto tan brutal que te has currado!).
Yo soy la de las de la sala de espera, siempre esperando a, y cuando ya llego miro a ver si hay algún pasillo que me he perdido que me conduzca a otra. Esto poco a poco ya lo estoy puliendo, intentando disfrutar mis logros. Pero aun me queda mucho.
Me ayuda mucho no olvidar el punto de partida: donde estuve y donde estoy.
Lo de compararme con otros hace tiempo que lo aparqué, no es tarea fácil, con lo cual, un gran logro. Y esto me hace ser más feliz, llevar a cabo acciones coherentes con lo que pienso, y sobretodo me ayuda mucho hablar clarito.
Escribir y hablar tal como soy, me estar alineada con lo que siento. Y eso me acerca bastante a la felicidad. ¿Y qué es la felicidad? Ni P idea, algún estado mental que se ha inventado algún aburrido.
Yo creo que la felicidad es lo más parecido a lo que vivimos todos hace unos días en Madrid. Estar donde quieres estar, con quien quieres estar.
Un beso amigo, que no pase otro mes.
Elisa
De puta madre eres tú Eli, no podrías fastidiar ni queriendo 😉
Relativizar el presente comparándolo con el pasado siempre puede ser una herramienta útil (yo lo he hecho mil veces), pero lo mejor es que no necesitásemos usarla para poder disfrutar del presente. Por ejemplo es lo que me sucedió a mí después de escribir el post anterior, removí en mi interior una experiencia tan profunda y angustiosa, que eso me perjudicó para luego hablar de cualquier otro tema, ya que todo me resultaba banal y vacío, y solo después de un tiempo he podido volver a hacerlo.
Escribir y vivir acorde con los más profundos valores de cada uno es esencial para sentirse bien, sin reproches y remordimienos hacia uno mismo, por eso a veces tratar de cumplir las expectativas de los demás puede hacernos sentir tan mal. Como suelo decir:
«En ocasiones, no ser como los demás esperan que seas, es lo mejor que te podría estar pasando».
Ya tengo ganas de volver a verte amiga, y de darte un enorme y sentido abrazo, tengo la sensación de que me quedaron muchas cosas que compartir contigo.
Un besazo.
Querido Juan,
Como bien dices, no podemos tenerlo todo. Creo que la clave está en saber convivir y disfrutar de aquello que la vida nos ofrece por el camino, aceptar lo que se nos pone delante y apreciarlo en toda su esencia.
He llegado a la conclusión de que no son más felices los que más tienen, sino quienes se sienten más plenos teniendo menos. Tener menos no es tener el vacío medio vacío, es tenerlo medio lleno. Y eso nos da la oportunidad de descubrir qué nos puede hacer falta para sentirnos absolutamente completos, pero sin olvidar que la puerta se abre cuando comienzas a valorar aquello que ya tienes cerca y que ya puedes comenzar a disfrutar. Depende de ti el hacerlo, de nadie más.
Enhorabuena por haber encontrado la fuerza y motivación suficientes para volver a escribir. Ya echaba de menos leerte (aunque en este tiempo ya he podido verte y abrazarte, y eso ha sido infinitamente más importante).
Un fortísimo abrazo de una amiga que te quiere muchísimo.
Ali
Pdta.- Ah, y gracias por la mención!! 🙂
Cierto Ali, la clave no está en tener o no tener, en tener más o en tener menos, sino en tener lo que realmente nos resulta valioso, lo que nos llena de verdad y nos hace disfrutar de una vida plena, ni más ni menos.
El problema viene cuando no sabemos distinguir cuales son esas cosas, y cuando nos perdemos persiguiendo otras que en realidad nos harán infelices, y nos alejarán de las que realmente valen.
Como le comentaba a Caro, esos intensos abrazos que mencionas son uno de mis «momentos ahora» preferidos por lo que suponen y conllevan, y en eso, querida amiga, eres una auténtica maestra.
Muchísimas gracias por todo lo que das.
PDta: ¡De nada! 😉
Esa frase se suma a otros de tus infinitos aprendizajes que dan vida!!
Perseguir y valorar…, pero sobretodo descubrirnos mientras perseguimos lo que no queremos, es ese abrir y cerrar que nos sacude, nos hace llorar, nos deja vernos sublimes a todos, vulnerables… eso hace parte dentro de tu invitación.
Gracias por acompañarme a seguir persiguiendo lo que quiero, y a darle más valor con tu compañía en este viaje! Así sea a más de 8mil kilómetros de distancia 🙂
Descubrirnos es lo más importante Andrea, y en eso es en lo que estoy avanzando cada vez que escribo en este blog, contando además con vuestra inestimable ayuda, que forma parte de otro de los activos más importantes para cualquier persona, el de quién se rodea y con quién elige caminar.
Gracias a ti por estar ahí, sea dónde sea que estés 🙂
Buff, es un tema complicado que cada uno vive y siente de una manera diferente. Para ti la felicidad puede traducirse en un abrazo profundo y para mi puede ser un atardecer en la playa con una cerveza en la mano. Lo realmente importante es saber qué es lo que nos hace felices y no desviarnos mucho ni por mucho tiempo de ese camino, aunque es algo inevitable y de los errores que cometemos aprendemos qué no nos hace felices. Yo creo más en la felicidad como momentos fugaces en los que te sientes plena e invencible.
Te envío un abrazo de esos intensos que tanto te gustan. 😀
Tú lo has dicho Ana, lo realmente importante es saber qué es lo que nos hace felices, pero puede resultar que no sepamos muy bien de qué se trata, dado que la felicidad se da y se busca en los momentos fugaces, pero también en muchos otros aspectos más complejos de nuestras vidas.
Eso es lo más delicado, y lo que a cada uno de nosotros le toca definir.
Muchas gracias por el abrazote, quizá algún día pueda devolvértelo en persona 🙂
Bueno que mas decirte aparte de enhorabuena por tus palabras, muchas más llenas de sabiduría que muchas enseñanzas de la educación.
Yo tengo la teoría de que nos enseñan tantas cosas y datos en la educación que se olvidaron de enseñarnos a hablar con nosotros mismos. Tenemos tantos mensajes de mas y mejor, que no sabemos adaptarnos a lo que tenemos y surgen envidias, rencores y sentimientos autodestructivos.
En la línea de lo que se ha comentado, y en la línea de persigue lo que quieres, mis objetivos los he definido como sueños en movimiento.
Enhorabuena por el post y decirte que me paso cuando puedo por aquí.
PD.: Un abrazo de esos de temblar el corazón.
Creo que das en el clavo Luismi, cuando hablas de la educación y el condicionamiento. Nos enseñan millones de cosas inútiles, y otras muchas que van enfocadas a prepararnos para la integración en la «cadena de montaje» que nos han preparado, y les da exactamente igual que eso nos haga o no felices, con lo que lo que menos les importa es enseñarnos a comprendernos para poder serlo, porque eso nos haría más libres y peligrosos para el sistema.
Muy acertado lo de sueños en movimiento y que me ha recordado la frase: «nada es permanente a excepción del cambio». La adaptación al cambio es la clave de la supervivencia, y eso se puede también llamar flexibilidad, lo cual unido a una verdadera comprensión de nuestro funcionamiento y el por qué y para qué hacemos lo que hacemos, no conducirá a ser mejores y también más felices.
Muchas gracias por pasarte y por aportar.
Un fuerte abrazo!
Plantearse lo que uno quiere, a veces ha sido para mí algo super dificil…Me encanta la gente que lo tiene tan claro desde la niñez. Quiero ser cantante, quiero ser médico…Yo que no sabia lo que quería, pues hoy me gusta esto, mañana aquello, y lo siguiente…siempre estuve curioseando por aquí y por allá. Y dice un dicho, que no hay viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige…y así me sentía yo, a la deriva total. Pero, creo que no malo investigar y tocar varios palos, para saber cual es que te llena, mientras aprecia a valorar lo que tienes. Es como decía la canción de la Oreja de Van Gogh…»Igual que el poeta que decide trabajar en un banco»….a veces nos gustaría ser algo a lo que a lo mejor es dificil acceder, y no valoramos lo que tenemos…pero uno puede trabajar en el banco y escribir poemas, e incluso organizar recitales para sus amigos. Lo que nos haga felices…Esa es la consigna, sin dejar de valorar lo que tenemos
Yo también estaba en tu caso y de pequeño tampoco tenía ni idea de lo que quería ser, de hecho sigo sin saber que es aquello que me apasiona, porque me gustan muchas cosas, pero ninguna a ese nivel. Este blog es quizá un intento de descubrirme a mí mismo en ese sentido, y de explorar y generar posibilidades para ver qué sucede.
Por eso te animo, si como has comentado en otro artículo, te gusta escribir, a que inicies tu propia aventura abriendo tu página. Aquí te lo cuento:
http://aprendizajeyvida.com/2013/10/21/cuenta-tu-historia/
¡Quizá descubras que puedes hacer grandes cosas!
Me he precipitado leyendo el artículo siguiente sin comentar este… jajajajaj.
Pero está genial, porque veo que ahora lo tengo más claro, y a la lista de «esenciales» que realmente nos hacen felices, sumo:
Conexión y presencia con todo lo que nos rodea.
Conexión y presencia son dos aspectos que yo mismo debo seguir trabajando así que… a por ello!
Para mí lo más dificil ha sido entender realmente el porqué estoy en este planeta y la importancia de querer seguir viviendo.
Todos somos diferentes, y no hay una sola verdad, esa es la mía: mi trabajo fué intentar encontrar una paz mental , un equilibrio inperfecto que es mi definición de la felicidad e intentar que dure lo máximo de tiempo. Lo encuentro cuando siento que existe una conexión entre yo , la gente y el planeta . Primero pensé que mis acciones tenían que ser útiles para sentirme bien y finalmente me dí cuenta que más que útiles esas acciones crean conexíón y aportaban la paz mental duradera y una cierta explicacion del porqué estamos vivos. La conexion pasa por tantos modos como personalidades y gustos, pero puede ser una clave.
En ese equilibrio interior que mencionas Marie, es dónde se oculta la verdadera felicidad. Y esto es así porque lo que nos aleja de ella son nuestros conflictos internos relacionados con la interpretación que hacemos de nuestras circunstancias y del mundo, incluyendo también nuestra búsqueda permanente de sentido para la vida.
Un abrazo.