No por mucho madrugar amanece más temprano, dicen por ahí. No por mucho dejarnos guiar por las mieles del éxito encontraremos la plenitud, digo por aquí. El éxito sólo es tal si sabes en qué consiste, y el por qué y el para qué lo persigues, de lo contrario lo único que conseguirás es toparte con el fracaso del éxito.
El concepto
El éxito es como la perla protegida por la concha de un molusco que, después de haberse introducido un cuerpo extraño y capa a capa, ha tardado años en formarse y estar lista para ser recogida.
Nos dicen qué es y dónde se encuentra, cómo hemos de perseguirlo, las cualidades que hemos de atesorar para llegar hasta él, y hasta cómo nos sentiremos una vez lo hayamos alcanzado.
Pero empecemos por preguntarnos…
¿Se trata de un estado?
¿De un propósito?
¿De un premio?
¿De algo único y específico?
En realidad estamos hablando de un concepto altamente subjetivo, como también lo es el de fracaso, aunque en la sociedad exista una idea generalizada de lo que significa tener éxito en la vida, y que va asociada con ganar y con obtener reconocimiento, pero resulta que, a pequeña escala y en nuestro día a día, ganar puede ser cualquier cosa, dependiendo de la perspectiva que apliquemos.
Para una persona ganar puede ser coronar una montaña de ocho mil metros sin oxígeno, y para otra que nunca ha escalado, sencillamente subir una de dos mil de la mejor forma que pueda.
Un aumento de sueldo o ascender en el puesto de trabajo, puede significar un gran triunfo, como también puede serlo mandar a la mierda el empleo que se tenga.
Ganar también puede ser decir te quiero, o no te quiero, decir te amo, o te odio, vencer un miedo o una fobia, e incluso rendirse.
Pero como pasa con la felicidad, donde lo más importante es descubrir qué es lo que nos hace felices para así poder perseguirlo y potenciarlo, en cuanto al éxito también deberíamos empezar por definir qué es lo que lo que significa para nosotros, el por qué lo buscamos y el para qué lo necesitamos.
Según Winston Churchill…
Éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse.
El Fracaso Del Éxito
La sociedad actual nos condiciona a pensar que tener éxito consiste en obtener un alto reconocimiento en base a alcanzar el mayor poder e influencia posibles, generalmente en el ámbito económico, porque hoy en día, nos guste más o menos, el dinero es poder.
De esta forma las personas exitosas suelen estar muy reconocidas y convertirse en referencia para muchos, en alguien a quién nos gustaría parecernos, porque ya desde muy pequeños nos enseñan que la vida nos irá mejor si siempre ganamos, y si somos los mejores en todo aquello que nos propongamos.
Nos garantizan que teniendo éxito obtendremos no solo reconocimiento, sino también poder, fama, influencia, aplausos, elogios, palmaditas en la espalda, admiración, idolatría…, toda la colección de golosinas que a nuestro insaciable ego le gusta consumir con regularidad.
Nos dicen incluso que en el éxito está la llave de la plenitud, y la respuesta a todas nuestras inquietudes y carencias. Lamentablemente en muchas ocasiones esto se queda en promesas y falsas expectativas, y no solo eso, sino que a veces el supuesto éxito acaba por desembocar de muy diversas formas en trágicos desenlaces.
Es muy frecuente que, en nuestro afán por alcanzar y disfrutar de todo lo que nos promete el éxito, nos olvidemos de algo muy importante: el camino que estamos recorriendo.
Pensamos tanto en llegar a la ansiada meta y nos volvemos tan ciegos, que nos olvidamos de mirar alrededor y de disfrutar de lo que tenemos delante.
Tenemos mucha sed de éxito pero éste es tan solo un espejismo, un oasis floreciente que promete un gozo dulce pero que, una vez alcanzado, se desvanece ante el implacable ¿y ahora qué?, revelando el comienzo de una nueva y dura travesía a través del desierto de nuestro vacío, que además deberemos empezar en soledad, porque hemos dejado de lado a la compañía.
Solemos pensar que fracasar es de perdedores, pero esto no es más que una consecuencia del condicionamiento al que estamos sometidos para perseguir sin descanso el triunfo.
Tenemos miedo de fracasar porque pensamos que nos puede alejar de la tan ansiada meta del éxito, que el fracaso nos convertirá en personas marginadas y frustradas por no estar a la altura de lo que los demás esperan de nosotros, pero en realidad, en el hecho de perseguir el éxito desde esta perspectiva, es dónde reside el verdadero fracaso.
Cometemos un error dejándonos llevar por estos condicionamientos que nos empujan a buscar fuera todo aquello que no sabemos encontrar dentro, condicionamientos que nos llevan a creer que sólo triunfar llegando a lo más alto nos proporcionará el amor, admiración y respeto que deseamos y que, de esta forma, se terminarán todas nuestras preocupaciones y problemas, cuando en realidad se trata de virtudes que están a nuestra disposición ahora mismo y en cualquier lugar.
En palabras del poeta y artista C.C. Cortéz…
Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un paso.
El Verdadero Éxito
Lo más importante para construir un futuro provechoso es empezar por liberarnos de los condicionamientos que nos atenazan, y desde esta nueva perspectiva redefinir y tener claro lo que significa el éxito para nosotros.
Yo diría que…
Éxito es la satisfacción de saber que estamos haciendo todo lo que podemos para llegar a ser nuestra mejor versión.
No se trata de algo tangible que podamos poseer, ni tampoco de algo que esté escrito o establecido, sino de una manera de actuar y de comportarnos que nos acerca a esa persona que queremos ser.
Y además esa persona no es, ni más ni menos, que la que nos hace sentir plenos y felices.
Y en este sentido, el único fracaso radica en rechazar que podemos (y solemos) equivocarnos, y en no aceptar y aprender de nuestros errores.
Los fallos nos hacen humildes y nos ofrecen una nueva perspectiva, y al igual que no hay luz sin oscuridad, no hay acierto sin error.
Errores que nos permiten disfrutar en mayor medida de los aciertos, haciéndolos mucho más valiosos, y que nos ayudan a superarnos y a crecer manteniéndonos alejados de la soberbia y la idealización, permitiéndonos disfrutar de la vida y evolucionar de una manera sana intentando aprovechar todas nuestras capacidades, que son muchas, aunque haya ocasiones en que éstas jueguen en nuestra contra.
Y será de esta forma, aceptando el fracaso y permitiéndonos equivocarnos, que sanaremos nuestras heridas en cuanto a la autoaceptación, que ganaremos en autoestima, y que nos desprenderemos del pesado lastre que suponen las opiniones (imposiciones) de los demás.
Siendo libres para ser quienes verdaderamente somos, y para seguir nuestro propio camino en la vida.
Para alcanzar este tipo de éxito, debemos empezar por liberarnos de todo aquello que nos induzca a pensar que nuestra felicidad depende de alcanzar objetivos externos como la fama, el reconocimiento, el estatus social o el poder económico.
Guiarnos por ello puede conseguir que nos volvamos locos y soberbios perdiéndonos por el camino, olvidándonos de nosotros mismos y del ahora, que incluye cosas esenciales de la vida como la salud, el descanso, la diversión y las personas.
Ni somos lo que conseguimos, ni valemos lo que tenemos.
El verdadero éxito está en cultivar una actitud que nos haga sentirnos plenos y felices, y en hacer todo lo que sea que hagamos respetando nuestros valores fundamentales, dando de esta forma lo mejor que tengamos para nuestro beneficio y el de los demás, y teniendo siempre presente que nos vamos a equivocar, sin que esto nos haga mejores o peores, sino que nos ayude a recordar aquella frase que dice:
A veces se gana…
… y a veces se aprende.
[La foto de portada está hecha en un pico cercano al Cabo Finisterre (España)]
«The world is your oyster» que dicen por aqui…y es a base de fracasos que vamos creando nuevas capas de la madreperla, y esos nos curte, y nos vuelve preciosos al mismo tiempo.
Muy inspirador Juan, me gusta mucho leerte así…como renovado <3
Chuuu!!
Y renovado estoy querida amiga, me alegro de que te haya inspirado como tú también me has inspirado a mí muchas otras veces.
Un besazo!
De acuerdo contigo como siempre.
En mi opinión muchas de las trabas mentales que nos ponemos es porque no hemos definido claramente el mapa del mundo que estamos utilizando, y por lo tanto confundimos conceptos, los minimizamos o maximizamos, los distorsionamos y en general «nos hacemos la picha un lío» internamente.
Si me permites, me gustaría exponer aquí mi simplificación de este modelo:
* Éxito es conseguir los resultados que quieres.
* Felicidad es estar a gusto con tus circunstancias.
El desacoplar el éxito de la felicidad me ha sido extremadamente útil. Son conceptos disjuntos: puedes tener éxito y ser feliz, tener éxito y ser infeliz, no tener éxito y ser feliz, no tener éxito y no ser feliz.
Como bien dices, la sociedad te condiciona, primero para que los resultados que vayas buscando sean «X»: un determinado nivel socio-económico, pareja/hijos, imagen, etc. Con lo cual muchas veces persigues un resultado que quizás realmente no es lo que quieres.
Por otro lado también nos condicionan a que éxito = felicidad, por lo tanto fracaso = infelicidad. Si no ganas X dinero o no tienes una pareja despampanante o una familia de La Casa de la Pradera, eres un perdedor.
Rompemos esta distorsión, primero, dándonos cuenta de que la felicidad no tiene por qué estar ligada al éxito, yo puedo ser feliz en el momento presente independientemente de que no esté consiguiendo los resultados que me gustaría, y así además reencuadramos el fracaso como una experiencia de aprendizaje (y el éxito, ¡que también es una experiencia de aprendizaje!)
Por otro lado conociéndonos bien a nosotros mismos y sanando nuestras distorsiones y reactividades podremos establecer nuestros propios objetivos y nuestros resultados deseados: seremos nosotros quienes elegiremos la vara con la que mediremos nuestro éxito.
Y una vez que tenemos ambas cosas, sólo dependerá de nosotros tanto nuestro éxito como nuestra felicidad.
Totalmente de acuerdo Miguel. El perseguir «a ciegas» lo que la sociedad nos propone, y en cierto modo nos exige, sin habernos planteado previamente si es lo que queremos y necesitamos para ser felices nos perjudica, porque nos perdemos. Y además, como bien dices, asociamos el alcanzar ese modelo de éxito que nos proponen, con el hecho de que nos hará felices, cuando eso solo va de la mano si hemos analizado previamente lo que realmente nos llena.
Muchas gracias por tu tiempo y por enriquecer el artículo con tu perspectiva.
Saludos!
Juan tu forma de escribir me deja hipnotizada! Qué arte.
A lo que voy.
Yo creo que a todo esto del éxito, la felicidad, y todo este palabrerío (llámese terminología) le tendríamos que dar pasaporte para Berlín, me explico.
Creo que es muy difícil saber lo que se quiere a cualquier edad: cuando eres un niño te gusta el juguete del vecino, de adolescente tus hormonas van a 800, a los 20 estás más pendiente de no pagar en las discotecas que de tu éxito.
Es esta crisis de los 30 que se alarga a los 40 la que nos hace pensar todas estas cosas, por temas de continuidad de la especie creo yo (vamos, que se te pasa el arroz si no te das aire!)
No sé vosotros, pero yo cuanto más intento complicarme, menos cosas hago, y menos resultados obtengo.
Creo que si todos empezáramos a escuchar más nuestra intuición, hacer caso a tu subconsciente cuando algo te huele a chamusquina, y simplemente sabiendo lo que NO quieres, irás tomando decisiones que te hagan sentir tremendamente agusto y decir: joer, por fin hago lo que me da la santa gana.
Estas decisiones pueden ir desde….
cosas muy cotidianas como: no te apetece ir a la cena de un grupo de gente determinado, pagarías por tirarte el fin de semana encerrado en casa viendo pelis, te cogerías un vuelo la semana que viene a Barcelona solo para ver a dos amigos, etc.
Hasta….
No seguir adelante con un proceso de selección que te da mala espina por las preguntas que te hacen, cambiar de profesión porque te aburre soberanamente lo que haces, abrir un blog porque quieres expresarte, cerrarlo porque ha dejado de motivarte, etc
Creo que el ser humano debe estar siempre en movimiento, y que no eres el mismo hace 1 año, ni el mes pasado, vamos cambiando, y con ello van cambiando tus decisiones.
Por ello, lo que antes te hacía feliz y aparentemente tenías éxito, ahora mismo te parece una mierda y estás deseando cambiar de vida aunque sea para tener un puesto de castañas.
Yo he conseguido el éxito de la sociedad ese tan majo, y al final lo dejé por una vida menos cómoda, pero al menos es la que me dió la gana en ese momento.
Más escuchar tu yo interior, y menos el exterior.
Sigue escribiendo en ese tono Juan, me encanta!
Eli
Hola Eli, muchas gracias por los cumplidos pero también tengo que decirte que igualmente me has hipnotizado con tu comentario, has aportado una nueva y enriquecedora perspectiva que complementa perfectamente el artículo y le aporta más valor, y de veras te agradezco enormemente el tiempo que le has dedicado.
Has dado con una de las claves, creo yo, que es simplificar; volver a lo esencial, a lo básico, a lo verdaderamente valioso de la vida que está en lo cotidiano, a ser sencillos y honestos con nosotros mismos y con los demás no fingiendo ser quién no somos, e intentando cumplir expectativas ajenas.
Tener inquietudes, sí, querer mejorar y evolucionar como personas, sí, buscar ser lo más felices posible, sí, pero siempre desde nosotros mismos, siendo quién somos y respetándonos, es decir, partiendo siempre desde dentro y hacia afuera, y no desde fuera hacia dentro.
Aunque, como bien dices, estos son conceptos que se aprenden con el tiempo y la experiencia (muchos ni con eso), y nos pasamos la vida tomando decisiones y quemando etapas, y fallando, y aprendiendo, y cambiando, y buscando, y descubriendo que los sueños de antes son la mierda de ahora, y nos perdemos de nuevo.
Como decía el maestro Bruce Lee, debemos buscar el equilibrio y dejarnos fluir como el agua, y eso, querida amiga, lo has definido perfectamente: más buscar dentro y menos fuera, más ser y menos parecer. Es ahí donde hallaremos las respuestas, tan solo debemos ser lo suficientemente valientes como para atrevernos a buscarlas, y a enseñarlas al mundo.
Un fuerte abrazo!
PD: Ojalá siempre pudiese escribir con esta inspiración ya que es así como me salen estos artículos, pero me temo que es bastante caprichosa y no viene a visitarme cuando yo quiero, aún así, haré lo que pueda! 🙂
Normalmente pensamos que el éxito es lo mejor que nos puede pasar. Pero, realmente el éxito no es garantía de felicidad, sino estás bien contigo mismo. Creer que tener éxito te va hacer más valioso…es una idea erronea que tarde o temprano pasará factura. Me ha gustado muchísimo la frase «Ni somos lo que conseguimos, ni valemos lo que tenemos.» Me la apunto en un lugar bien visible…para cuando tenga la tentación de compararme con fulanito o menganito…Muy bueno tu post, como siempre…me hace reflexionar bastante
Muchas gracias Ros.
De eso se trata, de reflexionar sobre nuestros comportamientos descubriendo hacia dónde nos conducen, y de tratar de comprender cómo funcionamos para así poder cambiar aquello que nos perjudica a nosotros mismos y/o a los demás.
Besico!
excelente juan!! de acuerdo con tu forma de ver el éxito, enganchada con tu blog gracias por compartir
Gracias a ti por expresarlo Vanedumar. Me alegro de tu enganchamiento 🙂 y espero que te sirva.
Saludos.
Hola Juan!
Acabo de descubrir tu blog y al principio he pensado, no esto no es para mí, este estilo…. pero tras leer este post he de decir que debo quitarme el sombrero! Me ha encantado…
La verdad es que existen ciertas personas que les damos mucha importancia al éxito. Normalmente somos personas que nos exigimos bastante a nosotras mismas así que mucho cuidado que a veces podemos ser nuestro peor represor y carcelero.
Te seguiré leyendo!
Congratz!
Como se menciona en la última peli de la saga «Rocky», y yo también hago en «gurulandia», mírate al espejo y date cuenta de que, a quién estás viendo, va a ser tu mayor enemigo por el resto de tu vida.
¡Un abrazo Eduardo!
Este post me ha gustado muchísimo, sobre todo en esa parte en la cual mencionas, por lado, que la felicidad no se basa en objetivos externos. Existe un peligro enorme en confiar esta tarea en estos objetivos que pueden estar determinados por la elección de motivos equivocados. Además de que, sean cuál sean, tiene que ser algo complementario no lo principal.
Y por otro, que ni somos lo que conseguimos ni valemos lo que tenemos. Es un descanso vital llegar a esta conclusión, tan arraigada en nuestras creencias por medio de convecciones impuestas por el exterior.
Y sobre todo me ha gustado esta relación de cosas «importantemente esenciales» que suelen ser los motivos para poder ser feliz:
-la salud,
-el descanso,
-la buena alimentación, (esta te la incluyo 😉
-la diversión y
-las personas.
Gracias por recordármelo. «Qué no se me olvide vivir» me apunté hace tiempo en la mente cuando me hice una lista infinita de cosas que me apetecía estudiar y ví que tardaría años en verlas todas realizadas jajajajajaj!
Creo que para darnos cuenta de que ‘ni somos lo que conseguimos, ni valemos lo que tenemos’ una muy buena herramienta es la meditación, porque a través de ella podemos escapar en cierto modo de la cárcel mental en que estamos sumidos la mayoría del tiempo, y descubrir todo lo que hay más allá de ella.
Te compro lo de la buena alimentación aunque ya la presuponía para el apartado de la buena salud, que por cierto también implica buen descanso. Y mi peor área, la que más tengo que mejorar, diría que son las personas, en el aspecto de compartir y conectar a un nivel profundo. Sigo trabajando en ello 😉