Todos experimentamos sucesos desagradables e incluso traumáticos a lo largo de nuestras vidas, salvo que te críes en una burbuja emulando escenarios de una película de ficción, y seguro que también habrás oído más de una vez que la mejor forma de sobrellevar esos episodios es compartiendo el dolor con alguien pero… ¿es esto cierto?
En mi caso y hasta el momento nunca se me han dado nada bien las confesiones. Hablar de mis sentimientos más profundos no es algo que haya practicado demasiado, en parte por no saber cómo hacerlo, en parte por no saber con quién hacerlo, y además, cuando lo he intentado, tampoco es que me haya servido de mucho.
Pero yendo un poco hacia atrás…
¿Por qué es tan importante ser feliz?
Diría que primeramente porque nos hace sentir “caralludamente”, expresión gallega que viene a significar “muy pero que muy bien”.
Resulta que la felicidad es un estado de ánimo que afecta a todas las facetas de nuestra vida influyendo en nuestra actitud ante las circunstancias que nos rodean y mejorando nuestra relación con el entorno y con las personas. Nos gustamos más y también gustamos más a otros, e incluso mejora nuestra salud y nos permite tener una vida más larga y plena.
Es de suponer que a todos y todas nos apetezca bastante encontrarnos así ¿no es cierto?
Sin embargo los caminos para estar felices son igual de inescrutables cómo lo puede llegar a ser nuestro interior, siendo ahí dónde todos ellos se originan, a pesar de que muchos sigan buscando más allá de las puertas de Orión.
Pero volviendo al tema inicial…
¿Qué podemos hacer para sentirnos mejor?
Parece ser que muchos estudios corroboran científicamente que, en contra de lo que mucha gente cree, hablar sobre las experiencias negativas con otras personas, no ayuda lo más mínimo a que nos sintamos mejor. Ésta es una bonita y hasta catártica idea, pero solo eso.
Incluso puedes conseguir no solo no encontrarte mejor, sino que el otro se encuentre bastante peor debido a tus confesiones. Lo que viene a significar que una pena compartida no se convierte en media pena, sino en una pena al cuadrado, osease, en dos penas.
Y como de la misma forma reprimir los pensamientos y sentimientos que nos causan dolor puede ser también negativo…
¿Que alternativa tenemos?
ESCRIBIR
Hablar y escribir son dos cosas muy distintas.
Cuando hablamos lo solemos hacer de forma desorganizada y caótica porque tenemos poco tiempo para pensar. Por el contrario escribir nos facilita ese tiempo, invitando a la reflexión, a que creemos un argumento estructurado que de sentido a lo que queremos expresar, lo que nos ayuda mucho más a aclarar las cosas.
En cuanto a nosotros mismos se refiere, hablar sobre algo puede generarnos más confusión, mientras que escribir sobre lo mismo le añade un enfoque más meditado que nos ayuda a dar con la solución.
El Diario Perfecto
La forma y el sobre qué deberíamos escribir tiene mucho que ver con todas aquellas actitudes que más nos aportan, en el sentido de que nos hacen sentir caralludamente.
No es que esté mal escribir como vía de escape sacando los sentimientos que nos hacen daño, pero es mucho mejor escribir sobre todo aquello que nos hace ‘sentir en la gloria’, lo que además nos ayudará a relativizar esos acontecimientos que nos hayan jodido la marrana (y la limpia si quieres).
Y en este sentido la que se lleva la palma es la actitud de gratitud.
Es una cualidad muy humana el acostumbrarnos a lo que nos rodea. Igual que nos acostumbramos a un olor o a un ruido, también lo hacemos con lo que tenemos, con aquello que damos por sentado. Por eso ser capaces de expresar gratitud con una mayor frecuencia por todo aquello que podemos disfrutar en la vida, aunque muchas veces nos hayamos olvidado, es algo que nos elevará el ánimo y las buenas sensaciones.
También presupongo que el amor y compartir con los demás nos hace sentir bien, por eso escribir con afecto y agradecimiento sobre todas aquellas personas que son muy importantes para nosotros, nos ayudará bastante a saborear con mayor frecuencia las mieles del bienestar.
Y por último se me ocurre que no deberíamos olvidarnos de nuestro pequeño gran bombeador de sangre, es decir, de nuestro corazoncito, o quizá debería decir EGO, aunque da igual si conseguimos el objetivo.
Escribir sobre cómo nos gustaría ser, sobre cómo nos gustaría vivir, sobre cómo sería nuestra vida ideal, o llámale como quieras, también ayudará bastante. No es que imaginar todo esto nos vaya a ayudar a conseguirlo, como muchos predican, de eso nada monada, pero lo que sí nos va a ayudar es a tener una sonrisa en la boca por más tiempo.
¿Y CÓMO LO HAGO?
Pues según un capítulo del libro en el que me estoy basando para escribir este artículo, 59 segundos de Richard Wiseman, el diario debería rellenarse cinco días a la semana, y dedicando tan solo unos minutos a cada entrada.
Con esto sería suficiente para notar una mejoría en el estado de ánimo y los niveles de felicidad que podría durar meses. ¿Que se te ha ido más rápido? Pues lo repites y a rular.
Un ejemplo de diario perfecto podría ser (y sin enrollarme demasiado):
• LUNES: Agradeciendo. Estoy seguro de que encuentras muchas cosas en tu vida por las que hacerlo. No pongas esa cara. Busca y encontrarás.
• MARTES: Disfrutando. Aquí se trata de centrarse en las experiencias en las que se nos saltaron los muelles. Aquello con lo que más hemos gozado en la vida vamos.
• MIÉRCOLES: Ilusiones. El futuro que más deseas, cómo quieres ser, lo que quieres hacer, con pasión pero también con realismo. Por ahora nada de viajes en el tiempo a través de agujeros de gusano.
• JUEVES: Querido/a. Plasma en el papel (o la pantalla) todo aquello que disfrutarías diciendo a las personas que más te importan. No pasa nada si te importan más los animales, también sirve.
• VIERNES: Lo muy más mejor. Rememora la semana y anota las tres cosas que mejor te hayan salido y que mayor satisfacción te hayan proporcionado. Da igual lo que sea. Incluso conseguir que tu perro cague está aceptado.
Y eso es todo.
Ahora solo queda que te pongas manos a la escritura.
¿Te animas? (esto va con doble sentido 🙂 )
[Foto de portada: el diario perfecto en el suelo de un solitario metro de Londres]
Hola Juan,
Me ha encantado tu propuesta de diario perfecto, es curioso que hayamos hablado hace poco y justo ahora escribas sobre lo bonito que escribir. De pequeña escribía muchísimo, todo empezó a los 16 años con el fotolog y al final lo estanque, pero algo que me encantada era dedicar una entrada de vez en cuando a personas que habían sido importantes para mí, aunque no las conociera del todo pero que me hubieran aportado mucho sentimiento de gratitud. Era una costumbre preciosa…estaba pensando en retomarla ¡Gracias! Un saludo ^^
¡Hola Mar!
Me encanta que te haya encantado 😉 .
Yo también comencé a escribir desde jovenzuelo aunque eso sí, solo era para mí, y sin que nadie lo leyera. Ya ves que ahora lanzo lo que escribo por el ciberespacio, y fruto de algunas causalidades, hasta ti he llegado.
Te animo a retomar esa preciosa costumbre de agradecer y apreciar a quién quieres, algo en lo que me llevas mucha ventaja y de lo que seguro tienes mucho que enseñarme.
¡Un saludo!
Hola Juan! creo que es la primera vez que comento, aunque leo cada entrada 🙂
De chica (bueno, más chica que ahora que tengo 20 años jaja) solía escribir todas las noches en mi diario. En el momento no lo concebía como tal pero ahora que lo pienso me doy cuenta de la catarsis que estaba haciendo, era como sacarme el peso del dia y dormir ligera. Había algo mágico en dejar registro de mis días…
De adolescente dejé de hacerlo porque me parecía cosa de niñas y es más, tiré a la basura todos los diarios que había escrito desde los 8 hasta los 13 más o menos… le daría una cachetada a la Neri adolescente jaja y viéndolo después de algunos años creo que el teenage drama se vio incrementado por el hecho de no escribir porque es algo que está en mi naturaleza y me lo estaba prohibiendo.
Hace un tiempito que tengo ganas de volver al diario y me gustó mucho la idea de dividir 5 días y 5 secciones, lo voy a implementar 🙂
Te mando un beso y espero que estés muy bien!
¡Hola Neri!
Es genial haberte inspirado para que potencies tu faceta de escritora, creo que es algo muy positivo del que se obtienen grandes beneficios y no puedo más que felicitarte por ello, además de que el mérito es todo tuyo 😉
Espero que te de buenos resultados el sistema que he propuesto, ojalá que dentro de un tiempo vuelvas por aquí para contar lo bien que te ha ido.
Yo estoy bien, tan solo que mi estado de ánimo está un poco “bajini” y quizá no encuentro las motivaciones que me estimulen para cambiarlo, y generar ilusión. Espero que mi próximo viaje (Malta-Italia) me ayude con esto y regrese con energía renovada. Muchísimas gracias por tus buenos deseos.
¡Un besazo!
Hola de nuevo, Juan.
Discrepancias varias:
– la felicidad es una emoción o estado de ánimo para disfrutar, pero la tristeza o el enfado también tienen su función. vivirlas y dejarlas pasar para mí es recomendable, y aún más comprender por qué nos llegan
– hablar con otras personas de lo que sentimos SÍ ayuda. Sólo hay que prestar atención a cómo nos expresamos y a tener una escucha activa y no invasiva del otro lado. yo creo tener los mismos problemas que tú para expresar estas cosas, de todas formas.
– el agradecimiento se me atraganta. no te puedo explicar por qué, pero hay algo que me cuesta cuando veo a una persona agradecer a las demás por todo, o a la vida. ¿será porque yo no me dejo y verlo en otros me produce rechazo? a reflexionar por mi parte.
De acuerdos:
– escribir ayuda. y tenemos tiempo para organizar ideas y aclarar conceptos. y el interlocutor no nos corta ni nos ofrece soluciones que tal vez no hayamos pedido. la escucha puede ser muy buena. hale a comprar cuadernitos y a crear blogs
– buscar nuestra realidad y nuestro yo positivos para hablar con ese enfoque. quejarse está permitido, pero para construir y avanzar es necesario ver la posibilidad y no bloquearse en la dificultad
y para los que no se atrevan a escribir, hay otras muchas formas de expresión: cantar, tocar música, hacer teatro, pintar, grafitear, artesanear, hacer muebles, cuidar animales, hacer monólogos, vídeos en youtube… buf
un abrazo!
Hola Miguel.
Totalmente de acuerdo en que tristeza o enfado tienen su lugar y su función, no existiría un estado feliz si no conociésemos su contrario, además de lo provechosas que pueden resultar estas emociones para descubrirnos y mejorar.
Si las confesiones emocionales a otras personas ayudan o no entra dentro del universo de cada cual, que como sabemos es tan diverso como el otro universo. Muchas veces tampoco sabemos lo que funciona o no, simplemente lo interpretamos, y esas interpretaciones pueden resultar acertadas o erróneas, así de complejo resulta ser.
Con agradecer hablo de intentar hacernos conscientes de todo aquello que podemos disfrutar en nuestras vidas como forma de enfocarnos más en eso, y de tratar de alejarnos por lo menos un poquito de la apatía y la insatisfacción, que seguramente ya disfrutan de más espacio del que nos gustaría. Lo de agradecer por todo constantemente no me parece eficaz sino empalagoso.
Muchas gracias por tus aportaciones, son magníficas.
¡Un abrazo!
Varias cosas:
Nº1: Verdaderamente, hablar con otros de lo que “te pasa” o lo que te duele, a veces te sienta peor que beneficio te hace. Y si bien se hace difícil expresar nuestros sentimientos y emociones ( a veces ni siquiera tenemos idea de qué es exactamente lo que sentimos ), más lo es todavía encontrar el QUIEN….
Nº2: Da verdadera pena que haya mucha gente alrededor y que no sepamos con quien hablar de nuestro dolor.
Nº3: Reprimir, ¡jamás! Eso hace callo en el ojo. Lloremos, de alegría o de pena pero que ni se nos pase por la mente devolver la lágrima “pa dentro”.
Nº4: ESCRIBIR SIEMPRE, para un público o para un privado, pero se presiona la tecla o se gasta tinta de boli, se “me” escribe ¡eh!. No estamos pá tontás…
Mi primer diario lo tuve con 8 años y desde entonces hasta hoy, muuuchos años después, siempre tengo a mano una libreta de hojas en blanco donde desembuchar mis penas, mi rabia, mi desesperación o mis triunfos.
Y como se practica con el ejemplo, aquí va el resumen semanal siguiendo las indicaciones planteadas, en interpretación libre y en texto reducido adaptado al formato de comentario de blog que no pretende ser extenso.
QUERIDO JUAN:
Esta semana me he levantado todos los días agradeciendo ese radiador que está al lado de mi cama y que tan calentita me tiene en este cuartito tan lindo de mi casa. ¡Qué gustito!
Disfruté de lo lindo dando un súper paseo en bici por toda la ciudad, por sus zonas verdes y por sus calles más abarrotadas, ¡entre el tremebundo tráfico!… ¡sin miedo!. Eso sí, por el carril bici como mandan las normas.
Estoy ilusionadísima, con la próxima incorporación a mi nuevo trabajo. Lo mejor es todo lo que he aprendido esta semana sobre un mundo nuevo y un sector muy diferente para el que había estado trabajando.
Estoy feliz, me siento feliz y agradezco que estés por aquí para compartirlo.
Buena semana 😉
1º: Encontrar el quién se me da caralludamente mal pero no tengo dudas de que la responsabilidad de esto es mía y solo mía.
2º: Pena ninguna, lecciones muchas.
3º: Ojalá meter lágrimas ‘pa dentro’ me hiciese engordar, porque a pesar de ser un experto en eso no pillo kgs ni patrás.
4º: Más que cierto, no estamos pa tontás.
5º: Te felicito por tu diario y por predicar con el ejemplo porque resulta que yo, autor de este artículo, no lo he escrito ni un jodido día, ni una jodida vez.
Buena semanaaaaa 🙂