«He visto a las mentes más grandes de mi generación destruidas por la locura.»
Seguro que no te resulta muy difícil imaginar por un momento que tienes un gran problema que te está machacando y que, por muchas vueltas que le das, no consigues encontrarle una solución.
Pongamos que se trata de algo tan común como que tu relación de pareja no funciona, y como ya no sabes qué hacer le pides ayuda a un amigo/a en el que tienes absoluta confianza, contándole lo jodida que ves la situación y lo mal que te sientes.
Crees que tu leal compañero/a de fatigas tiene una sobrada capacidad para aconsejarte y para encontrar soluciones a las situaciones más chungas, así que abres bien los ojos y las orejas a todas y cada una de sus sugerencias…
– Yo creo que lo que necesitas es…
– También he pasado por eso y yo en tu lugar…
– La base del problema pienso que está en…
¿Te resultan familiares este tipo de frases?
A mí mucho.
Demasiado.
Y es que resulta que después de la conversación con tu consejero te encuentras todavía peor y más perdido, porque en lugar de alivio y soluciones lo que has obtenido es mayor confusión y agobio.
¿Qué carajo está pasando?
La mejor manera de ayudar
La mayoría de las veces la gente que da consejos tiene buena intención y piensa que es la mejor manera de ayudar pero, por desgracia para ellos y para los aconsejados, una cosa es la intención y otra sus resultados.
En muchas ocasiones lo que estamos haciendo al aconsejar es empeorar la situación de quién ya está de por sí jodido, y esto pasa porque solemos proyectar lo que puede habernos funcionado a nosotros, o lo que creemos que podría funcionar, en otra persona que tiene su propio mundo interior y sencillamente funciona de una manera diferente.
Quizá recuerdes que hace poco te hablé del eneagrama y los eneatipos como una muy buena herramienta de autoconocimiento. Una que nos ayuda a conocer los diferentes tipos de personalidad que existen, y a comprender mejor el muy diverso funcionamiento de las personas.
Pues eso, que toca aplicarse el cuento.
Nos proyectamos en los demás
Proyección es el nombre que recibe en psicología la poco recomendable costumbre que tenemos de aconsejar a diestro y siniestro, y que consiste en que vamos por la vida creyendo alegremente que nuestras ideas, creencias y filosofía de vida es lo que ha de funcionar para todo el mundo.
Como ya decía Freud…
Proyectar es perseguir deseos propios en otros.
No pretendas vivir de fantasías e ilusiones.
Mejor que te dediques a comer y a respirar.
Eso sí que funciona para todos… por ahora.
Somos diferentes y únicos
Cada persona construye su realidad y su mapa del mundo en función de sus percepciones, su personalidad y sus vivencias. Y cualquier consejo que podamos dar tiene su origen en las nuestras, que por supuesto son diferentes y únicas.
Es lo que tiene la complejidad del ser humano.
Y por mucho que pensemos que la mejor manera de ayudar es dando consejos a otros sobre sus problemas y su vida, lo que en realidad hacemos es mandarles un mensaje que indirectamente proclama:
«Estás mal porque tu realidad está equivocada, y mi versión es mejor que la tuya».
¿Cómo te hace sentir eso?
Cuando recibimos consejos, consciente o inconscientemente captamos este tipo de mensaje, lo que hace que interiormente nos sintamos incomprendidos porque percibimos que el otro no nos entiende ni comparte nuestra visión de las cosas.
Ni tú eres yo ni yo soy tú
Por mucho que creamos saber lo que es mejor para el otro nos equivocaremos, y los consejos muchas veces duelen y empeoran la situación.
Deja ya de pretender ser otro, todos los demás están ocupados.
¿Recuerdas cuando has leído un best seller de la autoayuda, devorado un increíble artículo mejora-vidas, o asistido a una magnífica conferencia cumple-sueños y eso, en vez de inspirarte y motivarte, lo que te ha generado es una frustración que te ca…breas?
Yo sí.
Muchas más veces de las que me gustaría.
Y esto nos pasa porque los seres humanos no tenemos las mismas percepciones de la realidad, ni la misma construcción del mundo, ni las mismas capacidades, ni las mismas circunstancias, lo cual hace que funcionemos de manera diferente.
No existen las fórmulas universales, no las busques.
Solo existe tu fórmula, que es única y específica, y descubrirla es una responsabilidad que te corresponde exclusivamente a ti.
Nadie cambia o ayuda a nadie, solo uno puede cambiarse y ayudarse a sí mismo.
Aconsejar menos y escuchar más
Si realmente quieres encontrar la mejor manera de ayudar a alguien deja de dar consejos y dedícate primero a escuchar.
1- IDENTIFÍCATE, COMPRENDE Y ACEPTA
Empieza por identificarte y conectar con la otra persona aceptándola tal y como es, aceptando su realidad, sus pensamientos y sus emociones, y después trata de comprenderla sin pretender cambiar su modelo del mundo.
Porque no es lo mismo comprender que aceptar, y es en esa diferencia por donde se manejan los consejos, cuando decimos entender al otro al mismo tiempo que pretendemos cambiar su forma de ver las cosas.
Cuando escuches a alguien lo que tienes que procurar es que su percepción sea:
Puedo entender por lo que estás pasando, te acepto, te comprendo y te apoyo.
Y que sea auténtico claro.
Eso creará un vínculo profundo entre ambos porque no hay nada que conecte y alivie más que verse reflejado en otro.
Esa es la mejor manera de ayudar a otra persona que vas a encontrar.
2- EL MEJOR CONSEJO
Los consejos y posibles soluciones a cualquier problema llegarán desde este tipo de conexión, pero no deben de ser nunca el primer paso.
Muchas veces la angustia que provoca un problema trae de su mano la confusión, y cuando se consigue un alivio este suele venir acompañado de claridad, por lo que muchas situaciones encontrarán su solución desde el acompañamiento y el consuelo.
Y si no es el caso yo siempre digo -aunque reconozco que no siempre hago- que lo mejor es contar nuestras experiencias similares sin pretender dar lecciones, sin pretender cambiar a nadie, y que sea quién escucha el encargado de recoger lo que le pueda resultar útil.
Dejemos a los demás el rol de expertos en su vida y en saber lo que necesitan para ser felices, y dediquémonos a hablarles de nuestro camino, acompañándoles e inspirándoles de esta forma en la búsqueda del suyo propio.
El mejor consejo no es otro que aconsejar menos y escuchar más.
¿Y acaso no estás aconsejando listillo?
Así es.
Punto para ti.
Pero es que las contradicciones abundan…
Y no por eso dejan de resultar útiles.
Así que tuyas son las conclusiones.
[La foto de portada es un mensaje pintado en el suelo de una calle de St. Julians (Malta)]
Muy buenas Juan.
Este está siendo un tema de conversación muy recurrente en mi círculo social. Y es que aún, demasiado a menudo, seguimos optando por no contar lo que nos atormenta al resto de amigos. ¿Por que? Porque todos, desde nuestro pellejo, somos muy buenos dando consejos que van alineados con nuestra propia psicología, no con la de la persona a la que damos consejo.
El resultado es que la persona que quiere compartir su historia, desahogarse y sentirse escuchada, finalmente vuelve a casa con la misma carga emocional con la que salió. Y es que realmente la mayoría de veces no queremos consejos, sino sentirnos escuchados y comprendidos. Nada más.
Lo que realmente sucede cuando nos sentimos escuchados es que el otro EMPATIZAR con nuestras EMOCIONES; no que nos dé directrices racionales de lo que deberíamos o no hacer. Y dar consejos cuando nos lo pidan… y respetar la decisión del otro de seguirlos o no… en fin.
Este tema me toca la fibra especialmente. Muchas gracias por publicar este post en este momento. Un saludo!!
La frustración a menudo va de la mano de los consejos Jesús, ya que como bien dices los damos desde ‘nuestra psicología’ sin tener en cuenta que la de la otra persona puede ser muy diferente. El resultado, la frustración del aconsejado por sentirse incomprendido y todavía más confuso que antes.
EMPATIZAR se consigue precisamente a través de una escucha activa y respetuosa que nos identifica con el otro, lo cual nos conduce hacia el alivio que la otra persona necesita, y también a una mayor claridad de ideas que proviene de la calma que se produce.
Muchas gracias a ti por pasarte y dar tu punto de vista.
¡Un saludo!
Yo además añadiría porque los hombres tenemos esa necesidad de proponer soluciones cuando nos cuentan un problema, cuando las mujeres tienen más tendencia a simplemente escuchar (aunque a veces también opinen). Pero suele ser un problema en las parejas en que las mujeres cuentan un problema para que su pareja simplemente las escuche y no quieren oir una solución
Supongo que esas tendencias que comentas Miguel forman parte de las diferencias en la manera de funcionar que existen entre hombres y mujeres, aunque la ‘revolución social’ en la que estamos inmersos acabará consiguiendo que estas diferencias sean cada vez menos distinguibles.
Muchas gracias por pasarte y ¡mucho ánimo compañero!
Hola Juan!
En semejante terreno resbaladizo has decidido meterte, chico. El tema que planteas da para un buen debate, pero hasta las ideas que reflejas en este artículo también podrían catalogarse de consejos o recomendaciones, ¿no crees?
Hay algo que no mencionas (o, al menos, se me ha pasado por alto) y que me parece clave en la temática que nos planteas hoy, que es que todos partimos de nuestro propio sistema de creencias. Es nuestro propio marco de referencia y es lo que nos lleva a posicionarnos de distinta manera frente a una situación X, además de tener un impacto directo en lo que te gusta y en lo que no.
Por ejemplo: lo que a mí me puede parecer una obra de arte sublime es posible que tú lo consideres una mierda de vaca de categoría supreme. ¿Por qué? Porque durante toda tu vida has ido asimilando e interiorizando tu propio sistema de creencias, y es igual de respetable que el de cualquier otra persona.
En resumen (porque no quiero divagar mucho y tiendo a hacerlo), estoy totalmente de acuerdo contigo en que sería interesante que prestásemos más atención en qué consejos e ideas tendemos a compartir con los demás. Igual que también sería muy interesante que usáramos un poquito más el sentido común a la hora de decidir con quien compartimos nuestras inquietudes personales.
En todos y cada uno de nosotros recae cierto grado de responsabilidad, otra cuestión bien distinta es que lo veamos, lo compartamos y lo aceptemos.
Un abrazo!
Ali
Evidentemente que son recomendaciones Ali, como así lo menciono al final del artículo, pero incluso las contradicciones y las generalizaciones (inevitables por otra parte) son muchas veces útiles.
Y efectivamente estoy de acuerdo contigo en que son nuestras creencias las que por un lado construyen nuestra realidad (gustos incluidos), y por otro determinan en gran medida nuestro comportamiento (aconsejamientos incluidos), y lo que yo planteo es en que medida somos capaces de empatizar con otra persona sin abandonar nuestras creencias ni tratar de cambiar las suyas.
En muchos casos no resulta nada fácil esto porque existen creencias que chocan siendo del todo incompatibles, es decir, que se puede respetar lo que el otro cree pero no se acepta porque contradice lo que nosotros creemos. Y es aquí donde la empatía no se hace posible.
Lo interesante sería que fuésemos capaces de escuchar sin juzgar ni interferir, y desde esa base averiguar si somos compatibles para empatizar (y hacerlo) y decidir si somos válidos para aconsejar, o todo lo contrario, en cuyo caso lo mejor sería guardarnos nuestras recomendaciones.
Y más o menos lo mismo para quién decide contar a otro sus confidencias.
Muchas gracias por pasarte y aportar.
¡Un abrazo!
Amigo Juan, gracias por sugerirnos que adjuntemos aquí el enlace de un artículo que escribímos en Barcelona hace unos meses y que reflexionaba sobre lo mismo que este tuyo. Me alegra mucho ver que cada vez somos más los que pensamos que hay que pensar para pensar!!!»
http://recrearte.cat/consejo-para-dar-consejos-2/
Hasta que nos hagamos ese café que tenemos pendiente, te mando un abrazo de valiente a valiente!
Hay que pensar y también compartir lo pensado para que otros piensen, de ahí mi invitación cuando se trata de reflexiones tan enriquecedores como las que aportáis en vuestro artículo.
Ha sido un placer.
¡Valientes saludos!
Buenas Juan!!
Gran filosofía esta con la que no puedo estar más de acuerdo. Creo que llevo toda mi vida aplicándola. Al menos esto me ha salido bien. No me lo enseñó nadie. Y he sido muy criticada por esto, porque con esta actictud frente a cómo ayudar a otros, a veces, puede parecer que sus problemas o inquietudes te son indiferentes. Pero con el tiempo, la conclusión es que la mejor ayuda fue simplemente escuchar y acompañar, porque, como bien dices: «Nadie cambia o ayuda a nadie, solo uno puede cambiarse y ayudarse a sí mismo».
Después de una tiempo bastante inquieto, ya me tienes otra vez por aquí. Da gusto saber que sigues al otro lado. Besos!!
¡Bien hallada Ana!
Al igual que los mejores consejos nacen de uno mismo, también los mejores aprendizajes son los que nosotros nos procuramos. La crítica ‘negativa’ siempre estará presente cuando difieras de la norma, pero esa suele partir de personas que son poco conscientes de sí mismas y de sus resultados.
Mentes abiertas vs mentes cerradas. La mente abierta suele ser más consciente y con mayor capacidad de cuestionamiento, comprensión y aprendizaje, la mente cerrada vive en la inconsciencia y no admite ni asimila bien la nueva información, sobretodo si la contradice.
Que no te preocupe lo más mínimo hacer las cosas diferente, ya que son los diferentes los que mueven y cambian el mundo… para mejor.
Y seguro que ya conoces mi frase:
«En muchas ocasiones, no ser como los demás esperan que seas, es lo mejor que te podría estar pasando.»
¡Un abrazo!
Estimado Juan, pienso que lo que escribes es aplicable pero no a todas las personas, ya que hay algunas que vienen en busca de una palabra y un consejo, hay personas que se sienten tan desorientadas que piensan que cualquier experiencia de otro les puede indicar el camino a seguir. Hay personas que desean sentir la convicción de alguien para ejecutar sus ideas o proceder con algo que tienen inconcluso.
Creo que hay humanos para todo, unos para apoyar, otros solo para escuchar, otros saben muy bien como contener y así suma y sigue.
Concluyo que para cada ser atribulado existe una formula para sacarlo de su inercia.
Por supuesto que la diversidad del funcionamiento humano es tan grande como el número de personas que habitamos el planeta Jessy, de eso mismo hablo en este artículo, y por eso argumento que aconsejar desde nuestra interpretación del mundo, sin tener en cuenta la interpretación del otro, puede resultar contraproducente y perjudicial para esa persona.
Pueden existir personas tan afines que lo que funciona para uno funciona para el otro, pero en la mayoría de casos considero que lo mejor es empezar por ‘apoyar y acompañar’ como medio de encontrar calma, consuelo y claridad. Una claridad que puede conducir a la propia persona a ver soluciones que antes por la ansiedad no podía, apoyándose si quiere en las experiencias personales de su confidente.
El ‘consejo’ debería estar siempre apoyado en estas bases previas, y esa sería la mejor manera de que resultase positivo y útil.
Muchas gracias por aportar tu punto de vista Jessy.
¡Un saludo!
¡Brutal!
No sé por qué, pero siempre he preferido escucha antes que hablar, y hace varios años que empecé a potenciar esa «cualidad» de mi vida.
Creo que es lo mejor que hice (y hago), porque es algo que me llena mucho más, antes que afirmar o negar, dar un mal consejo o cambiar totalmente la mentalidad de alguien.
Eso es algo que solo la persona en sí puede hacer, así que para mí 80% escuchar, 20% intentar ayudar 🙂
Afortunados aquellos que caminen a tu lado Javier 😉
Un saludo.
Paz, Juan.
Yo sabía que tarde o temprano lo tuyo conmigo se acabaría convirtiendo en una relación de amor odio.
O eso o tienes alguna bipolaridad innombrable y a veces te pillo «con sentido» para mi y otras no.
Como casas a alguien que al principio parece un escéptico consumado, con alguien que promueve con ese fervor el eneagrama¿?
Para los psicólogos (imagino que a los más timoratos y puristas) el eneagrama es pseudociencia pura…) – Y luego se cura el cáncer con homeopatía – dicen indignaos… ya ves tú…
Luego tengo que sufrir algún que otro post que has escrito por ahí y de cuyos títulos no quiero acordarme a la par que puedo leer esta PRECIOSIDAD de artículo, bajo el que estoy totalmente de acuerdo e incluso me dan ganas de ampliar.
Quiero que sepas que hace poco que lancé el blog, y te odiaba tanto, que en honor a esa aversión, puse a una categoría, el nombre de tu blog. Espero que no te importe: D
Dicho esto mi querido Juan, esta reflexión acerca de aconsejar o no hacerlo me ha encantado y creo que el acercamiento y necesidad de empatizar es esencial antes pretender ayudar a la persona afligida en este caso.
No entiendo muy bien porque Ali más arriba te hace un apunte con el tema de las creencias, ya que personalmente creo que dejas bastante claro la necesidad de incidir desde una perspectiva que nada tenga que ver con la parcialidad de las creencias personales. Muy al contrario, indagar y reflexionar sobre cómo empatizar con el papel del otro para comprender la causa, es no interponer creencias ni ponerlas de filtro antes de pretender aconsejar.
Muy bien. Un saludo.
Los dos sabemos kiko, que el que le pilles o no sentido a lo que escribo, o lo sufras, tiene que ver solamente contigo, que para eso eres quien interpreta mis mensajes desde tu particular visión, y tampoco podía ser de otra manera.
¿Mis contradicciones? Pues más de una vez resultarán evidentes, y por eso me parece cojonudo esto de escribir públicamente, lo cual me da la posibilidad de ver mis textos a través de otros ojos y de reflexionar sobre ellos aprendiendo sobre mí mismo, si el ego me lo permite claro.
No pretendo gustar a todo el mundo, ni siquiera pretendo gustar, lo que busco es descubrirme y ser lo más fiel posible a mí mismo, de modo que el hecho de que sientas, o hayas sentido, odio hacia mí es algo de tu exclusiva responsabilidad.
Del mismo modo que también reconozco tu sobrada capacidad de ponerme a parir y felicitarme a partes iguales y en pocas líneas. Algo que me hace pensar, hacer auto crítica, aprender y evolucionar (para mejor espero).
En cuanto al tema de las creencias estoy muy de acuerdo contigo. En el texto he intentado dejarlo claro, pero como te he comentado antes las interpretaciones que cada cual pueda hacer ya no dependen de mí, y por eso resultan del todo incontrolables.
Mucho y bien.
Un saludo.
Efectivamente Juan. Aconsejamos desde nuestra experiencia y nuestro aprendizaje, desde lo que nos valió o nos vale a nosotros, y eso, no necesariamente y no aconsejablemente le sirve a otros. Sus circunstancias, su pasado y su punto de vista son muy importantes a la hora de tomar decisiones, datos que al «aconsejador» se le escapan en su detalle y de ahí el lío, la confusión mental y las distintas interpretaciones.
Una vez, una amiga que lo estaba pasando mal, vino a contarme la situación en la cual estaba inmersa con «pelos y todo lujo de detalles»… Cuando terminó de relatar toda la historia, me pidió fervientemente que le aconsejara cómo podría solucionar aquella historia, insinuándome que yo era experta en «la materia». Mi frase fue: «la mejor ayuda es no ayudar. Es mejor que te des un tiempo y que lo descubras tú misma, a tu ritmo. Si yo te doy una respuesta ahora a tu problema te voy a privar de una de las mejores armas para afrontar la vida: pensar por y para ti misma y así poder resolver este y todos los conflictos que un futuro te vengan»
Lo pongo a aquí, por si ayuda como ayudó a mi amiga en su día, a pesar de que me confesó que, en primera instancia, mi consejo le pareció una mierda. Es lo que tiene ser y juntarse con personas auténticas, ajajjajj.
Efectivamente Ana, en teoría somos expertos en ‘nuestra materia’ pero no en ‘las materias’ de otros. Incluso, y como bien sabes, soy de los que piensa que un alto porcentaje de personas no es experta ni en ‘su propia materia’, ya que en realidad no se conocen a sí mismos lo suficiente como para serlo.
Deberíamos buscar las respuestas mirándonos a nosotros mismos, buscando nuestra comprensión, nuestra esencia, nuestro modo de funcionar, lo que nos guía y mueve, y desde ahí acceder a las herramientas internas que necesitamos para cambiar lo que sea que deseemos cambiar.
Y por ahí resopla la autenticidad 😉
Exelente Juan! Espero poder lograrlo.
No lo esperes Marianela… hazlo 😉
¡Un saludo!