Autenticidad, que bien suena esta palabra pero que difícil se nos hace darle significado.
¿Conoces eso de… ‘eres lo que haces’?
Hasta no hace mucho era una afirmación que me tocaba los mismísimos, seguramente por el resentimiento que sentía al pensar en que no estaba haciendo ni una parte de lo que podía, pero resulta que en realidad también creo que no somos lo que hacemos.
Puede que a veces lo seamos un poco, puede que otras mucho, y puede que algunas nada, pero lo cierto es que somos bastante más que todo eso.
Sin embargo, lo que hacemos (y decimos), es la principal forma de expresión a través de la que llegamos a los demás, y lo que les sirve para interpretarnos y juzgarnos, por ello, si quieres que te conozcan por lo que eres, lo más recomendable es que eso se refleje en lo que haces.
O lo que es lo mismo, que primero has de descubrir cual es tu esencia, cómo eres en tu desnudez más profunda cuando te has despojado de todos los escudos y disfraces, y segundo has de tener el valor de mostrarte al mundo desde esa autenticidad.
En busca de la esencia
“Un hombre que no encuentra satisfacción en sí mismo la buscará en vano en otras partes». La Rochefoucauld.
Solemos buscar continuamente fuera lo que en realidad está dentro de nosotros, y eso nos contamina de tal forma que cuando nos da por mirarnos no encontramos más que caos y confusión.
Pasamos disfrazados tanto tiempo que cuando nos desnudamos y vemos cómo somos de verdad sentimos hasta vergüenza de nosotros mismos, deseando ponernos de nuevo ‘la máscara’ para volver a sentirnos aceptados.
Inmersos en este carnaval permanente para qué ir al de Venecia.
¿Tienes una imagen dura de las cárceles del estado?
Quizá no has mirado bien en la que tú estás.
Mi celda era bastante parecida a una habitación oscura, sucia y maloliente en la que nadie desearía entrar, pero me he atrevido a mirarla, a reconocerla, a limpiarla abriendo las ventanas para que entre el sol y aire fresco, y por eso ahora ya está en condiciones de aceptar visitas.
Si te causa rechazo y vergüenza lo que ves en tu interior ¿cómo no vas a asustarte ante la sola idea de enseñárselo a alguien?
Ten bien claro dos cosas…
Una → Tú eres el mejor en ser tú mismo.
Dos → Nunca podrás dejar de vivir contigo.
Por eso que no te queda otra que seguir mirándote en el espejo hasta que puedas reconocer en él no solo a tu mayor enemigo, sino también a tu mejor aliado. Y realizar ese trabajo es algo que te corresponde únicamente a ti.
Empieza por conocerte y reconocerte, por aceptar tu responsabilidad acerca de tu actual situación, y después comienza a barrer tu celda, recoge toda la mierda y envía a reciclar toda tu basura. Serás más libre, te sentirás mejor y te asombrarás de lo mucho que esa limpieza interior puede hacerte brillar.
Por el mar de la autenticidad navegan los valientes
“Los hombres viajan al extranjero para maravillarse ante la altura de las montañas, ante las olas gigantes del mar, ante el largo trayecto de los ríos, ante la vasta extensión del océano, ante los movimientos circulares de las estrellas… pero dejan al sí mismo de lado sin asombro”. St. Augustine.
Condicionamientos y más condicionamientos, imposiciones, formalismos, hipocresía, postureo y falsedades, fingimientos, discriminaciones, estupidez, banalidad…
¿Cuando pondremos fin a toda esta miseria?
Yo te lo digo…
Cuando decidamos navegar de una vez por todas por el mar de la autenticidad.
Me gusta afirmar que la gente que intenta ir al baño todos los días a la misma hora, es muy distinta de la gente que lo hace cuando le entran ganas. Y procuro ser siempre de los segundos.
¿Qué me dices de ti?
“Solo nos convertimos en lo que somos a partir del rechazo total y profundo de aquello que los demás han hecho de nosotros”. Jean-Paul Sartre.
El mar de la autenticidad es para valientes, lo sé muy bien porque, como se menciona en la magnífica película Seven: ‘largo y tortuoso es el camino que del infierno conduce a la luz’. Una ruta que ciertamente puede acojonar bastante.
Y resulta un camino largo y tortuoso porque nos pasamos la mayor parte de nuestras vidas disfrazados de algo que no somos, ignorando u ocultando nuestra esencia, llevando máscaras para esconder nuestros deseos, y tratando de complacer los deseos de los demás.
Lo que no nos ayuda mucho en cuanto a sentirnos en paz con nosotros mismos.
Y cuando tocamos fondo, cuando decidimos enfrentarnos a toda esa falsedad e hipocresía mostrando nuestra verdadera esencia, nos encontramos con el rechazo de quienes están acostumbrados a tratar con nuestra careta.
Y no solo eso, sino que todos aquellos que proyectan sus propias miserias en nosotros en forma de frustración y envidia, también intentarán que fracasemos en nuestro viaje hacia el equilibrio en busca de una vida más plena y con sentido.
No te dejes influenciar ni vencer por ellos, en realidad quisieran imitarte, pero no se ven capaces porque no creen en sí mismos, y por eso escogen seguir recluidos en sus cárceles particulares salpicando mierda a todo aquel que se acerca a saludar, y sin saber que envidiar de esa forma los está destruyendo.
Autoconocimiento, naturalidad y autenticidad
“Como un viejo minero, debes resignarte a extraer un montón de arena de la que luego, con paciencia, filtrarás unas pocas partículas de oro». Dorothy Bryant.
Para descubrir tu esencia has de conocerte, y has de hacerlo muy bien.
Puede que te descubras pronto o puede que sea un trabajo que te dure toda la vida (más bien esto segundo), pero es un esfuerzo que te será recompensado con creces.
Los ‘esenciales’ descubrimientos que vayas realizando en ‘tu viaje’ te darán la oportunidad de descubrir el enorme valor que tiene ser auténtico para poder disfrutar de una vida con sentido.
Aunque deja que te aclare una cosa: ser natural no es lo mismo que ser auténtico.
Alguien es natural cuando actúa de una manera espontánea, sin racionalizar. Se trata de comportamientos que nacen de un subconsciente cuyos automatismos pueden estar repletos de condicionamientos, prejuicios y creencias construidas a lo largo del carnaval particular que es nuestra vida.
Sin embargo ser auténtico implica conocerse bien, aceptarse mejor, y mostrarse a los demás desde ahí con total transparencia.
Una autenticidad que requiere de un gran trabajo previo de autoconocimiento en busca de la coherencia entre lo que somos y lo que pensamos, hacemos y decimos.
Para ser naturales no necesitamos de esa congruencia: alguien puede ser muy natural y ‘más falso que Judas’ al no ser consciente de que no está actuando acorde a su esencia, sino acorde a sus condicionamientos.
La autenticidad implica naturalidad, pero la naturalidad no es necesariamente auténtica.
Te pongo un ejemplo:
– ¡Que te den por el culo! Le dije a alguien una vez muy cabreado.
– ¡A ver si me va a gustar! Me contestó él sonriente.
Yo fui muy natural, él muy auténtico.
¿Queda clara la diferencia? 🙂
Y por supuesto que se puede ser natural y auténtico a la vez, que viene a ser lo más de lo más, pero también lo que hace que ‘nuestro viaje’ sea más largo. Mi recomendación es que te prepares para eso aprendiendo a disfrutar del trayecto.
Pero deja que también te diga que esto es así en mi mundo, en mi realidad, en mi mapa, pero tú tienes el tuyo propio dónde interpretas la realidad a tu manera poniendo tus propias reglas, y lo que vale para mí puede no valer para ti.
Porque resulta que…
“Justo cuando creo que he aprendido la manera en que se ha de vivir, la vida cambia”. Hugh Prather.
Y hay que joderse…
O aprender.
Aunque también nos podemos ir a tomar por el culo, que nunca se sabe 😉 .
[La foto de portada está hecha en una de las escalinatas de la encantadora Lisboa (Portugal)]
Si he conocido a alguien auténtico en la última etapa en mi vida, sin duda eres tú.
Que te den por culo por abrirnos tanto los ojos!!!?
Pues no sé si lo sabes, pero aquí estoy yo para decirte Tania, lo bien que me ha sentado que me den por el culo de la manera más auténtica: ‘la tuya’ 😉
¡Un fuerte abrazo!
Me gusta tu estilo.
Leído de arriba a abajo.
Nos hacemos preguntas parecidas,
un placer encontrar tu blog Juan.
Muchas gracias Sergio.
Le he echado un vistazo a tu blog y ciertamente tenemos muchos puntos en común así que bien hallados seamos en cuanto a compartir nuestros respectivos ‘viajes’.
¡Un saludo!
Tengo entendido que el carnaval de Venecia ha perdido mucho. Paradójicamente cuando más romántico, mítico, fascinante e inquietante fue, más y mejores máscaras debió haber. La gente y sus huidas en el siglo XVIII, oh, dios, maravilloso… Imagínate inmerso en ese baile de disfraces…
El trabajo de empezar a recoger la celda nos es nada modesto para la mayoría. Quizá más que difícil… Responsabilizarte, empezar a recoger… puff…
Sí, alguien natural puede ser quien simplemente tiene una personalidad desinhibida. Y normalmente sueldan pedradas entretenidas… Pero pueden ser entrañables y tener su papel igualmente.
Tenías que haber puesto primero al auténtico y luego tú de naturalista 🙂
Iba a poner un ejemplo, pero no quiero extenderme con demasiada tontería.
En fin. Una pregunta que tendría bien en hacerte:
¿Por qué piensas que ser natural y auténtico a la vez puede hacer que “nuestro viaje” sea más largo?
¿Podrías argumentar esto un poco más?
La cita de Hugh Prather mola.
Siempre excesivo! Nunca lo justo!
En realidad Kiko, que ‘el viaje’ sea más largo creo que depende en mayor medida de que nos mostremos auténticos, que de mostrarnos naturales, porque esto segundo resulta ‘a priori’ más sencillo.
La autenticidad requiere de un proceso de autoconocimiento profundo y es bastante probable que una naturalidad previa a este proceso (nacida de la inconsciencia) ejerza de condicionante e incluso de obstáculo, ya que habrá que primero descubrir su origen, y segundo acabar con sus automatismos.
No sé si me habré hecho la picha un lío con mi explicación, pero ahí queda.
Gracias por tu aportación.
¡Un saludo!
Juan,
Encantado de encontrarte!! Coincido plenamente con lo escrito anteriormente. Me pasa muy seguido encontrarme con personas que nada más conocerme se presentan como Fulanito Abogado, Menganito Arquitecto, o lo más cómico que me paso la semana pasada fue encontrarme con una muchacha llamada Menganita que se presentó como emprendedora.
A raíz de todos estos encuentros con estos seres que basan su ser en las carreras que estudiaron o en lo que hacen para ganarse la vida, me pregunto en donde esta ubicado su foco. ¿En lo que dicen las señales externas? Quizás es mucho más fácil definirse a uno mismo por lo que hace que intentar autoconocerse y descubrir sencillamente lo que realmente es.
Un abrazo!
Carlos, un autoproclamado «Eterno aprendiz»
Así es Carlos, resulta más fácil definirnos por lo que tenemos o hacemos que por lo que somos, y esto es porque averiguar lo segundo requiere de un intenso trabajo de autoconocimiento y consciencia que muchos no conocen, o que no quieren llevar a cabo ya que les resulta muy cómodo vivir entre el condicionamiento y los automatismos.
Todos debemos seguir aprendiendo, y viviendo, que para eso estamos aquí.
¡Un saludo!
Lo bien que nos sienta la autenticidad y lo difícil que se nos presenta a veces. Da auténtico pánico abrir la puerta de esa «habitación» donde guardamos todas las cacas y los diferentes disfraces con los cuales nos vamos camuflando para agradar y cumplir las expectativas de otros.
Me parece Juan, que además de ser un paseo largo como dices, es además un camino donde nos vamos a desprender de muchas cosas y donde vamos a dejar atrás a muchos otros que ya no quieren ni siquiera participar en la carrera.
¿Se podría decir que ese es el precio previo a conseguir la autenticidad y la coherencia con nuestra esencia, esa primera etapa en la cual a muchos no les gusta el nuevo tú y no te brindan ni el más mínimo apoyo? ¿Qué opinas?
Ahí lo dejo…
Con nuestra forma de verlo y de procesarlo, muchas veces somos nosotros los que complicamos, aún más si cabe, ese proceso de reconocimiento y de cambio que tratamos de abordar.
Ya sabemos que lo más importante no es lo que nos pasa sino cómo lo interpretamos, así que se me antoja muy necesario empezar por ahí, por esa interpretación que hacemos, si no queremos sabotearnos ya desde el principio.
Desaprendender, desapegar y desprender son tres verbos que nos van a impulsar sobremanera durante ese camino hacia la esencia y la autenticidad, y eso tiene ‘costes’ o un ‘precio’, como bien dices Ana, pero creo sinceramente que es una inversión más que rentable por el ‘nuevo mundo’ y la ‘nueva vida’ que se desplegarán ante nuestros ojos, con infinidad de mejores oportunidades para alcanzar esa vida coherente y con sentido de la que tanto predico, y multitud de oportunidades para sentirnos más plenos y felices.
Ahí lo dejo 😉
¡¡ jUAN, ERES UN FENOMENO. yo hablaria con mas gente si tuvieran ese perfil psicologico de conocimiento, pero apenas hablo con nadie por las misma causa. pa escuchar tonterias y mundicias irrelevantes mejor me quedo en casa. la gente es muy pobre, coñoo