No resulta nada fácil cambiar una vida cuando hablamos de una vida que se resiste a ser cambiada.
Una vida sostenida por creencias que te anclan a la comodidad de aquello que tan bien conoces.
Repleta de excusas que te permiten no enfrentarte a la incertidumbre que siempre acompaña al cambio.
Una vida dónde has dejado de valorar todo lo que estás acostumbrado a tener.
Y sin embargo no tienes todo lo que te has acostumbrado a valorar.
Una vida que eliges no cambiar porque no estás dispuesto a pagar el precio que supone hacerlo.
En la que sigues prefiriendo soportar el sufrimiento que enfrentar el desafío.
En la que te disfrazas de lo que no eres para poder asegurar tu supervivencia.
En la que sacrificas y reprimes tus impulsos para evitar ser sometido al juicio ajeno.
En la que te conocen por lo que haces sin tener ni idea de lo que eres.
En la que levantas muros y portas escudos con el fin de protegerte de ti mismo.
En la que respiras hipocresía, bebes ignorancia, rezumas frustración y lloras impotencia.
En la que envidias malsanamente a todo aquel que se atreve con lo que tú fracasas.
Una vida dolorosamente condicionada y asquerosamente dependiente.
Una que piensas ya no quieres vivir y sin embargo no te permites abandonar.
Una vida que sabiendo o sin saberlo tú te has construido.
No hay nadie ahí fuera que pueda cambiarte la vida
Porque tu vida la vives tú, aunque ni te la hayas tenido que ganar ni sea algo que puedes perder.
Porque se sostiene sobre las interpretaciones que haces de tus circunstancias.
Y se define con las decisiones que tomas en consecuencia.
Porque discurre tal y como tú la vas creando a cada momento.
Aunque todavía no hayas aceptado tu grado de responsabilidad sobre el proceso.
Porque cambiar tu vida tiene un precio, igual que lo tiene no hacerlo.
Y decidir es tomar una decisión, pero también lo es no tomarla.
Porque el miedo que sientes es un mecanismo que intenta protegerte de aquello que desconoces.
Y aquello que desconoces te vuelve precavido y temeroso, sea o no bueno para ti.
Porque la incertidumbre te angustia y la inseguridad te empequeñece.
Y todavía no te has atrevido a descubrir todo aquello de lo que eres capaz.
Porque te haces de menos cuando constantemente buscas la aprobación externa.
Lo cual implica, por cierto, que no te concedes la tuya propia.
Porque no te crees suficiente cuando no dejas de perseguir el halago fácil.
Y no te aceptas al rechazar la imagen que te regala el espejo.
Porque te cuelgas la etiqueta de ‘diferente’ pensando que algo no anda bien contigo.
Y no confías en que puedes hacer aquello que sabes que necesitas hacer.
No, no hay nadie ahí fuera que pueda cambiarte la vida.
Porque es muy probable que vivas buscando a otros…
Cuando es a ti a quién necesitas encontrar.
[Foto realizada en el mirador de un parque de Toledo]
Está todo muy bien dicho!
Sobretodo por tu parte Marie 😉
Hola Juan,
Bateria de verdades que a todos nos tocan de cerca, que a todos nos valen, porque lo mejor que hay es pararse a conocerse a uno mismo, dar el paso para ello y detenerse ante el frenesí rutinario que nos atrapa a la velocidad del rayo.
Hay veces que las experiencias negativas te dan una sacudida, entonces despiertas, empiezas a vivir y a ser consciente de que hoy estás, hoy puedes disfrutar.
Un abrazo
Raquel
Vivir y ser consciente, dos maravillosas confluencias Raquel.
A por ellas.
Un abrazo.
Gracias. Es justo lo que necesitaba.
A ti Mara, por hacerme llegar tu agradecimiento en forma de palabras.
Estoy de acuerdo contigo en todo Juan, pero se necesitan tamañas pelotas para cambiar lo que no te gusta y quitar lo que te estorba..xq un cambio es difícil, pero al final se tienen excelentes resultados y en ocasiones no tan buenos ni tan positivos pero ahí estamos
No hace falta tener Ana, es suficiente con creer que se tiene.
Es de esa forma que construimos nuestra realidad y configuramos nuestra vida.
Un abrazo.
Qué cierto Juan!
Cuánto tiempo podemos pasarnos los seres humanos así!!!
Gracias y un abrazo
¿Toda una vida? 🙂
¡Gracias recibidas, satisfacción experimentada y abrazo de vuelta!
Vaya se podrían decir algunas cosas de esta entrada. Sufrimos en una zona de confort, ante el miedo de sufrir en lo desconocido (mas vale malo conocido)…0 esperamos que pase algo, porque tal vez si nosotros hacemos que pase algo nos equivoquemos…. Pero ya estamos decidiendo….
Eso si cada día doy menos valor a las opiniones ajenas, mi piel la uso yo….
Hay un tono conformíta en la entrada o me he quedado yo con esa sensación?
Un saludo
No he intentado transmitir con ningún tono en particular Mary, simplemente hablo de un mensaje que creo deberíamos tener muy claro, sea cual sea nuestro estilo de vida:
«Todas nuestras búsquedas deberían orientarse hacia nuestro interior porque es ahí dónde se hallan todas las respuestas».
Un saludo.
Vengo de intrusa. Afortunadamente yo ya me he encontrado y ¿sabes que? que cuando me pierdo, personas como tú me ayudan a encontrarme. Andas en el último vídeo que acabo de subir y cuando agradezco Juan, todas las veces que lo hago, también es por personas como tú.
Gracias por ser parte y aportar tu parte. Para los que decidimos despertar, tú formas parte de la ruta de la senda de conocimiento del vital.
Gracias a ti Lucia por apreciar y agradecer mi parte, y sobretodo por hacer tu parte, que es la única responsable, y la que debe llevarse el mérito, de todo lo que estás construyendo a través de tu senda de conocimiento.
Yo no entiendo nada cuanto más quiero entender menos entiendo?cuando quieres cambiar algo vital y te da muchísimo miedo por miedo a morir que se debe hacer ??el miedo paraliza y me a llevado a hacer cosas absurdas pero sin embargo no
Sin embargo no has terminado tu comentario Yoana 😉
Amén.
Aman 🙂
Cierto y atemporal….todo lo atemporal y cierto que queramos cada uno.
Muy acertado Marta, yo escribo pero es quien lee mis palabras el que las interpreta ‘a su manera’. Y así debe ser 😉