‘Perder el tiempo’ es una expresión que me parece jodidamente desacertada, entre otras cosas no se puede perder lo que no se posee, pero como es una receta popular bastante conocida para ilustrar alguna de nuestras miserias pues aquí me tienes, utilizándola para complementar el hecho de que tan solo hay una forma de que puedas ser feliz, que es el peliagudo asunto que pretendo abordar en este artículo.
¿Dónde te duele?
El reconocido psicólogo Milton Erickson padeció de poliomielitis desde los 17 años, y fue su relación con esta enfermedad la que le condujo hacia explorar los caminos de la hipnosis para enfrentar su dolencia, creando un modelo terapéutico a día de hoy reconocido mundialmente.
Cuentan sin embargo que, en alguna etapa de su vida en que el dolor era tenaz y omnipresente, la única forma que encontraba para escapar de ese nivel de sufrimiento era provocarse voluntariamente en alguna zona de su cuerpo un dolor todavía más intenso. Sustituir un dolor insoportable por otro más potente, hasta ahí llegaba su nivel de desesperación.
Intenta empatizar y situarte por un momento en la terrible situación de Milton Erickson, cuando solo encontraba alivio en cambiar un tipo de dolor por otro, y luego trata de responder a la siguiente pregunta:
¿Qué es lo único que en ese momento podría hacerte feliz?
Arthur Schopenhauer tenía la respuesta…
La felicidad es solamente la ausencia de dolor.
Felizmente doloroso
Queda claro que la situación de Milton Erickson era extrema, pero he escogido este ejemplo como base para ilustrar el hecho de que, cuando el dolor está presente, no podemos ser felices, y solo podemos aspirar a serlo cuando este desaparece, siendo precisamente su presencia y ausencia lo que nos permite calibrar en cierto modo ese estado interno que llamamos felicidad.
Y no te estoy hablando solamente de un dolor físico, sino también de cualquier otro tipo de dolor que puedas experimentar dentro de la especialmente compleja y enrevesada existencia humana.
Estoy seguro de que puedes encontrar muchos ejemplos de dolor no físico en tus experiencias, pero por mi parte puedo hablarte de lo mucho que todavía me duele el hecho de sentirme incomprendido y abandonado, no solo por los demás sino también por mí mismo.
Un sufrimiento que ‘se cocinaba’ cuando, siendo todavía un niño, transitaba por las sombras de la confusión acerca de mis emociones, y sentado en el suelo en mitad de la noche y en medio de ninguna parte, lloraba rogando al cielo con auténtica desesperación: «por favor… que alguien me ayude y me diga qué me pasa».
Algo que guarda bastante parecido con lo que expresa mi amiga Anina cuando escribe:
Hay una soledad inherente a no pertenecer a nada, a nadie, a ningún sitio que, tarde o temprano llega, anida y pregunta.
Solo hay una forma de que puedas ser feliz
La ausencia de cualquier tipo de dolor es lo que te abre todas las puertas a ese estado que llamamos ‘ser feliz’, pero todavía resta un pequeño detalle que debemos pulir para que esa felicidad se convierta en una presencia consistente.
Un detalle al que me refería en mi página de Facebook Zona de Cambio cuando escribí:
«Es cierto que puedes estar feliz cuando las cosas te salen bien; cuando algo te ilusiona; cuando persigues una meta o un propósito; cuando trabajas en algo que te apasiona; cuando viajas o haces cosas que te gustan; cuando tienes buenos amigos; cuando adoras a tu pareja; cuando tu familia te apoya; cuando estrenas ropa, o teléfono, o casa, o coche, o corte de pelo; cuando te sientes sano, y fuerte, y guapo, y seguro, y libre…
Y es cierto porque he pasado por todos esos momentos y experimentado ese tipo de felicidad. Una felicidad dependiente y efímera que desaparece con facilidad cuando las cosas se tuercen, o no son o salen como esperas.
Una felicidad infeliz.
¿Y por qué?
Porque la auténtica felicidad, esa que no desaparece ni depende de cómo son o te salen las cosas, podrá llegarte de una sola forma:
Cuando te sientas en paz contigo mismo.»
La paz interior
La ausencia de conflicto, la paz interior, es la verdadera clave para situarnos en ese ‘ser feliz’.
Porque no solo experimentamos un dolor físico cuando nos duele la espalda, la cabeza, los pies o los huesos, sino que también hablamos de que nos duele el corazón, el alma o las tripas, cuando nos situamos en el ámbito del dolor emocional.
Un dolor que solemos asociar a factores externos como lo son nuestras relaciones con los demás y con el mundo, pero que en realidad nace de nuestros conflictos internos y de nuestra incomprensión acerca de ellos. Un dolor que tiene su mejor caldo de cultivo en la ausencia de equilibrio y paz interior.
Y además resulta que toda esa confusión y desasosiego suele manifestarse a través de una inmensa variedad de expresiones físicas, como por ejemplo cuando hace años yo sufría el denominado bolo histérico, que no era más que la somatización de un estado interno de conflicto con forma de angustia, ansiedad o estrés.
Ser Feliz
Quizá tu idea acerca de una vida feliz no pase por meditar durante unas 15 horas al día, como parece ser que hace el que ha sido declarado como el hombre más feliz del mundo, sin embargo lo que se oculta tras toda esa práctica meditativa es ese ‘estar en paz con uno mismo’, y de paso con todos los demás y con todo lo que sucede en el mundo.
Es de esa búsqueda interior de lo que te estoy hablando, y relacionado con ella está una de las mayores claves que da el feliz monje acerca de lo que nos hace más infelices, y que no es mas que el dañino hábito que solemos tener de compararnos con los demás.
La comparación es el asesino de la felicidad. Matthieu Ricard.
Tan solo tienes que entrar en casi que cualquier red social para comprobar lo sumergidos que están tantos y tantas en ese falso e insano mundo de mierda.
Aunque también tenemos a nuestro alcance buenas armas contra la infelicidad, como lo son la práctica del altruismo, la generosidad y la gratitud. Pero todas estas conductas no nos servirán de mucho, porque tan solo serán parches temporales, si no somos capaces de alcanzar una ausencia de conflicto interno que nos garantice el estar en paz con nosotros mismos.
Y para llegar ahí tan solo conozco una herramienta, un camino, un viaje…
El viaje al interior
El único viaje que te guiará hacia el lugar donde se hallan todas las respuestas.
El único lugar donde merece la pena perderse para encontrarse.
La única travesía que te conducirá hacia la ansiada meta de ‘ser feliz’.
De ser tú.
De estar en paz.
Y contigo.
¿Qué carajo piensas que hago yo escribiendo en este blog?
¿Ganchillo?
[Foto de cabecera de una polilla gigante que demostraba mucha paz interior reposando en mi dedo 🙂 ]
Pues si. Ganchillo para el alma. Por muy raro que te resulte y los habrá que desde su paz interior también lo hagan y regalen sus creaciones por que han encontrado el modo de a través de su amor escribir, tejer, ayudarse a si mismos a calmar el ruio, antes y algunos y por ese orden, tambièn a los demas.
Y si. Haces ganchillo con palabras que se hilvanan con el infinito porque cuando las escribes pasan cosas por dentro que mueven montañas y asientan cimientos y si, la paz interior es un viaje. El viaje de una vez y a tramos y de cumbres y abismos, desaprender la futil mierda que nos venden y que compramos y decidir tirarla en el saco de las cosas que hicimos para darnos cuenta de las burradas que podemos llegar a hacer y sentir, por enfocarnos en lo que NO.
Y bendito el día que decidimos iniciarnos en nosotros mismos. Empezar por el eneagrama es un buen comienzo. Maria José Fernandez del Instituto Atrevete a Brillar, está haciendo una labor aportando un contenido brutal. BRUTAL. Más allá de lo imaginable. El viaje depende de uno, pero hay atajos. Depende de con quien nos juntemos.
Como nuestro propio Desarrollo Personal es Infinito y es Universo, pues aquí vivimos unos cuantos… algunos mas solos o menos acompañados, pero de algún modo el nexo, es este universo ilimitado e infinito de ir sumando, aprendiendo y experimentando este conocimiento del vital, del que tú ya eres parte.
Te Abrazo desde aquí. Yo también hago ganchillo y si no fuera por tejer raro, me sería imposible un ápice de esa paz.
Incluso sin resultados aparentemente positivos… estoy haciendo lo que debo. No estoy sola del todo, porque hace rato que estoy conmigo y desde ahí que salga el sol por donde quiera.
Algo así como lo que haces tú. Por imperativo vital de lo que nuestra ALMA quiere. Porque algunos, pese a las tormentas, los traspies, lo aparentemente en contra contra… decidimos ser un verdadero hogar para ella.
Hemos comprendido que somos vehiculos decidiendo sobre la marcha llevarnos sólo «aquello que no podemos perder en un naufragio».
Ya sé que se puede obtener paz interior haciendo ganchillo, punto de cruz, o lo que cada uno estime oportuno, en el fondo es también una forma de meditación, pero es que no pude resistirme a cerrar el artículo con la expresión 🙂
Fundamental el ‘con quién’ realizamos nuestro viaje, y en qué lugares hacemos paradas más o menos largas para estar presentes, reflexionar, y reforzarnos tomando el impulso necesario para continuar. De todo ello depende en buena medida tomar la dirección correcta cada vez que tengamos que ‘girar’, y también la calidad de nuestros avances.
Tejer raro, derecho, torcido, o de cualquier otra manera, es tan solo un punto de vista, siendo nuestra mirada la más importante, de ahí que yo siempre diga lo esencial que resulta girarla hacia nosotros mismos, intentando iluminar todo aquello que se oculta en la penumbra.
El lenguaje, las palabras y las expresiones que usamos, reflejan muchas veces fielmente nuestras creencias y nuestros sentimientos, y volver una y otra vez sobre ellas puede arrojar mucha luz sobre ‘eso’ que nos condiciona en pensamientos, comportamientos y emociones.
Y cuan importante es a veces ‘naufragar’ para así reconocer lo que nunca deberíamos perder.
¡Uouu Lucia, eso ha estado muy bien!
Pero discrepo, no os enteráis de nada: el ganchillo ha pasado a la historia, ¡mi abuela hace ganchillo! os tenéis que pasar ya al remiendo de calcetines, probadlo, lo digo enserio.
No puedo estar más de acuerdo contigo Juan.
Nos pasamos la vida buscando la felicidad fuera, en esas cosas efímeras que comentas y que nos dan una falsa felicidad, efímera, pequeña, casi diminuta.
Sin viaje interior no se puede encontrar la felicidad, hace años que fui consciente de ello.
El caso es que había empezado a hacer mi viaje interior hace mucho más tiempo atrás del que creía.
Aún no he conseguido la auténtica paz, por eso yo también hago «ganchillo» en mi blog, pero si que he conseguido dar pequeños pasitos, resguardados aún en ocasiones detrás de esa felicidad efímera.
Lo estupendo es que ahora soy consciente, sé dónde se encuentra, sé que puedo acercarme mucho si me lo propongo de verdad. Sé también que hay personas como tú que con su búsqueda me ayudan en la mía.
Así que gracias de nuevo Juan!
La consciencia es la gran clave para poder iniciar ese viaje interior, ese ‘viaje del héroe’, y el autoconocimiento el mejor acompañante para poder realizarlo con garantías y hacia ‘buen puerto’.
Muchas gracias a ti Tania, por todo lo que das 🙂
En primer lugar me gustaría felicitarte por la profesionalidad y el contenido del blog, que han logrado llamar mi atención y visitarlo en repetidas ocasiones ¡Enhorabuena!
Respecto al post, me ha encantado, me has hecho aprender cosas nuevas y recordar otras que tenía olvidadas. Gracias.
Gracias a ti César, por hacerme llegar tus palabras. Ojalá puedas inspirarte y conseguir lo que te propongas.
Un saludo.
Sinceramente, me encantaría saber si los infinitos bloggeros que escribís siempre en las fronteras de lo etéreo y no hacéis más que transmitir obviedades tras obviedades os creéis todo lo que decis. En mi peregrinar por buscar contenidos de calidad siempre me encuentro lo mismo: bloggero probando suerte para hace su agosto a costa de su grupo de seguidores que le aplauden todo hablando de lo que ya se ha repetido millones de veces desde el inicio de la escritura. ¿De verdad que no queda ya nadie original que aporte realmente algo que no sea «la felicidad está en tu interior»?
Sinceramente María, creo que tu comentario es una buena prueba de todo lo que planteo en este artículo.
Que un contenido resulte valioso no lo decide quien lo escribe, sino quien lo lee, por lo que lo que tú crees y las sensaciones que experimentas no son mi responsabilidad, sino la tuya.
Dime entonces ahora si tu felicidad depende de lo que yo escribo o de lo que tú interpretas, y luego sigue buscando por dónde te parezca.
Cierto Juan. He comprendido muy bien, lo de los conflictos interiores. Esa diferencia entre lo que deseas y lo que tienes en realidad, o esa meta que persigues y por el camino erróneo por el que transitas es la principal fuente de conflicto interno, ¡vamos! lo que toda la vida se ha denominado » el rum rum en tu cabeza»… jajajaj. El autoconocimiento y la inmersión en nosotros mismos para intentar averiguar lo que nos pasa es una tarea muy compleja, delicada, ardua y requiere un tiempo mayor incluso del que imaginamos. Si vamos a invertir tiempo en algo, es en esto lo que merece la pena.
Pero también diría que puede llegar a frustrarnos en muchas ocasiones por no ver ni conseguir resultados demasiado inmediatos. La clave es no desesperar, porque una vez tomadas cartas en el asunto sólo hay un camino posible: el del avance.
Cierto Ana, un ‘rum rum’ en la cabeza que a la vez se siente en el pecho y las tripas. No resulta muy agradable, es cierto, pero sí es en la mayoría de ocasiones necesario, ya que es básicamente lo que nos impulsa hacia el cambio y la evolución.
Es complejo, sí, lo es, igual de complejo que lo somos nosotros mismos, y de eso se trata, de aprender a sobrevivir desde nuestra complejidad, y a vivir a pesar de ella… avanzando.