Dicen por ahí que no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita, y como estoy bastante de acuerdo con esta afirmación en este artículo voy a hablarte de un estilo de vida llamado minimalismo y de paso de la búsqueda de lo que importa, en mi opinión una de las mejores formas de caminar hacia una vida con propósito.
Ir con poco, volver con menos
Hace unos días que he regresado de mi última aventura por Florida y Cuba, esta vez acompañado por unos amigos, y una de las reflexiones que saltó a la palestra durante el viaje fue la de la cantidad de cosas que metemos en la maleta, algo que para mí tiene mucho que ver con la cantidad de cosas que manejamos en nuestra vida cotidiana.
La frase que dejé caer al respecto fue algo así como: «mi estilo de vida actual va de viajar con poco y de volver incluso con menos».
Y lo cierto es que mi maleta pesaba los mismos 10 kgs tanto a la ida como a la vuelta, porque regresé exactamente con lo que me fui, pero el hecho es que mi caso fue claramente la excepción y no la regla, ya que todos mis amigos volvieron con unas cuantas cosas más de las que se llevaron.
Hasta no hace mucho yo también compraba en mis viajes souvenirs y regalos, o ropa, o calzado, o lienzos para enmarcar, o lo que se me ocurriera, pero esto comenzó a cambiar cuando en el año 2013 me lancé a una aventura por España con una mochila a la espalda.
Llevar todo el peso sobre tus hombros te hace más consciente acerca de lo que cargas y si además, como me pasó a mí en Valencia, te roban la mochila, pues la toma de conciencia acerca de lo que llevas y lo que realmente necesitas se hace mucho mayor. Así es que desde entonces la mía pesa cada vez menos, y no me refiero solo a la que cargo sobre mis hombros en mis viajes, sino también a la que llevo encima permanentemente en forma de posesiones.
Como dice el personaje de George Clooney en la estupenda película Up in the air:
«Nos vamos echando cada día peso encima hasta que no podemos casi ni movernos, y el movimiento es vida.»
Algunas preguntas importantes
El movimiento es vida y las preguntas son la respuesta. Las buenas preguntas.
Estas son algunas de las que hoy día yo me hago cuando me planteo comprar algo:
• ¿Realmente lo necesito?
• ¿Qué me da y qué me quita?
• ¿Para qué lo compro?
• ¿Es coherente con mis valores?
Contestándolas he llegado a la conclusión de que necesito más bien poco y de que me sobra más bien mucho, de que la mayoría de lo que tengo me quita bastante más de lo que me aporta ya que me hace ser más apegado y dependiente, y de que compraba por una necesidad de llenar ciertos vacíos que no hacían sino perpetuarse con esa actitud.
Además de estos argumentos la respuesta a la última pregunta también resulta muy importante, porque para mí una vida coherente y con sentido ha de ser respetuosa con mis valores fundamentales, y si no cumplo con esto no sé cómo coño voy a alcanzar el equilibrio y la paz interior que tanto promulgo.
Incluso aplico esta misma filosofía con respecto a todos los ‘recuerdos’ que solemos registrar en soportes digitales. Cada vez hago menos fotos y vídeos en mis viajes y para nada siento la necesidad de fotografiarme obsesivamente en todos los lugares que visito, que es una de las carencias que más veo, que menos me gustan, y sobre la que creo que muchos y muchas deberían reflexionar.
Te contaré una anécdota que me parece perfecta para ilustrar este punto.
Durante un viaje a Marruecos visité las cascadas Ouzoud Falls en una visita guiada, y durante el recorrido por el espectacular paraje el guía hacía pausas en sus explicaciones para que los visitantes pudiésemos hacer y hacernos fotos, ofreciéndose el mismo para tal menester.
De las decenas de personas que estábamos allí yo fui el único que no se hizo ni una sola foto. Bastante asqueado ante la avalancha de egos, selfies y falsedad palpable que me rodeaba, lo que hice fue intentar abstraerme de todo ello centrándome en estar presente disfrutando del momento y del lugar con los cinco sentidos.
El guía, un chico joven que hablaba no menos de 4 idiomas, se percató del detalle y se acercó a mí para preguntarme si no deseaba hacerme alguna foto, a lo que respondí que no sentía para nada ese tipo de necesidad con todo lo que me ofrecía la maravilla natural que tenía delante.
Ante mi respuesta sonrió, y señalándose primero la cabeza y luego el corazón replicó:
«Tú no te lo llevas aquí, sino aquí».
El Valor de las experiencias
Voy a resumirte en una frase el camino por el que transito en mi estilo de vida actual:
No busco tener más cosas en mi vida, busco tener más experiencias.
Y esto se aplica tanto a lo que me puedan ofrecer o regalar los demás, como a lo que yo me regalo a mí mismo con mi actitud y mi forma de comportarme cada día.
Las cosas tienen el único valor que nosotros les asignamos, y éste puede ser muy influenciable, cambiante y efímero. Las experiencias sin embargo van a formar parte de ti para siempre, y es a través de ellas que evolucionamos y nos desarrollamos como seres humanos, algo que sí me parece realmente valioso.
Queda claro que cae de nuestro lado el saber aprovechar al máximo esas experiencias, como te expuse con mis ejemplos de Valencia y Marruecos, y por supuesto el saber aprender sus lecciones utilizándolas para enriquecernos y crecer. Pero lo quieras o no es a través de ellas que se construye tu forma de ver el mundo y tu forma de interpretar la realidad.
Intenta no desaprovecharlas entre insanos postureos y superficialidades egocéntricas varias. Eso es actuar como un yonqui de la aprobación y te aseguro que ese tipo de dependencia no le sienta nada bien a tu vida.
Y si crees que no tienes muchas cosas haz como yo y plantéate que mañana mismo tienes que mudarte y llevarte todo lo que tienes a otro lugar… ¿cuántas cajas, o camiones, necesitarías para trasladar todas tus pertenencias?
Haciendo esta revisión por mi parte he concluido que los centros de donación, punto limpio, wallapop y marketplace van a echar humo próximamente.
Caminando hacia el minimalismo
No entiendo el minimalismo únicamente como tener pocas posesiones materiales, sino que lo entiendo como un estilo de vida que se centra en lo que verdaderamente nos enriquece y mejora como personas, alejándonos de todo lo demás.
Una forma de vivir que nos enfoca en lo importante y esencial, o lo que es lo mismo, en aquello que resulta más determinante para alcanzar la vida que queremos.
Y la vida que cada uno quiere evidentemente depende de cada uno, pero en mi caso ya sabes que lo que persigo es una vida con sentido que sea coherente con mis valores fundamentales.
Una vida a la que creo que caminar hacia el minimalismo me acerca porque va…
• De alejarse del consumismo crónico y vacío y de acercarse a las personas y a las experiencias.
• De dejar de buscar y depender de la aprobación externa aprendiendo a aceptarse y a valorarse a uno mismo.
• De centrarse en el momento presente disfrutando al máximo de nuestras vivencias.
• De vivir despacio, llegar a viejo y olvidarse del jodido cadáver.
• De ser auténticos y honestos con nosotros mismos y con los demás.
• De alinearnos con nuestro propósito tomando las riendas y haciéndonos responsables de nuestras acciones.
• De vivir nuestra vida encontrando el equilibrio y la paz interior.
Y de este barco es que soy capitán.
¿Te apuntas al crucero?
[Foto tomada en un callejón de Cayo Hueso, Florida, EEUU]
Fenomenal tu artículo y tu filosofía, que sin serlo verdaderamente, se acerca a la mía. Por valores humanos o sentimentales, o impuesta incluso por austeridad.
Valores humanos, asuntos emocionales e incluso añado que sostenibles Castro, pues es una forma de vida que también tiene en cuenta el perjuicio que causamos a la madre tierra y con ello a nosotros mismos.
Muchas gracias por tus palabras.
Un saludo.
Hola, he leído varios artículos tuyos en tu blog. Me parecen muy interesantes y auténticos. Yo estoy todavía en el camino para necesitar menos cosas…e intento despegarme de tanto materialismo. Pero es verdad que cuesta en una sociedad tan consumista. A ver si voy intentando valorar mis principios y actuar en consecuencia, no siempre lo consigo.
Muchas gracias por tus palabras y sinceridad Isabel.
Reconocer los límites y las cagadas propias es el primer y más importante paso para poder superar los primeros y no repetir las segundas. Así que estás en el camino correcto 😉
¡Un saludo!
Hola, me a parecido un maravilla de artículo pues comparto un 99% lo que has expresado. Mi filosofía si es que se me permite llamarla así está basada en el mismo principio de vivir basándome en lo esencial. Que no solo se trata de vivir con 100 o 69 cosas sino en disfrutar de las actividades y objetos. También soy de esos que no se saca fotos, sino que se centra en disfrutar del viaje, la charla con amigos o un simple encuentro con esas personas que me llenan el alma. Un abrazo!!
Muchas gracias por tu aportación Carlos. Como digo en el artículo lo esencial, lo importante, no es sino aquello que resulta más determinante para alcanzar la vida que queremos. Es trabajo de cada cual averiguar de qué se trata.
¡Un abrazo!
Hola, Juan!
El post me pareció excelente. Es muy cierto que de a poco nos vamos acostumbrando a tener más cosas porque, de alguna manera, representan el lugar que hemos alcanzado en nuestra vida. O eso pretendemos. Como si lo que tenemos fuera igual a lo que somos. ¿Soy el de la foto? ¿soy quien compró una nuevo celular? ¿O soy, por ejemplo, ese conjunto de valores que rara vez me detengo a observar?
Por otro lado, si bien es cierto que las experiencias son lo importante, las cosas en ocasiones nos sirven para vivir determinada experiencia. Así que valoro las cosas mientras cumplan esa función. Soy partidario de adquirir aquello de lo que voy a disfrutar realmente y dejar pasar aquello que podría comprar sólo para tenerlo. Podría comprar un televisor por un impulso consumista. Pero también puedo comprarlo porque con mi mujer disfrutamos mucho hacer cine en casa de vez en cuando. Y eso es una experiencia tan valiosa como otras.
Y para finalizar, he aprendido a hacerme una pregunta cada vez que quiero algo: ¿que me va a traer eso cuando por fin lo tenga? Porque a veces pasa que una vez llegado el momento nos decimos «y ahora que lo tengo qué?
Bueno, me extendí de más como es de costumbre.
Me perece muy valioso tu post y lo comparto para que llegué a otros.
Un abrazo grande, Juan!
¡Hola Daniel!
Buen apunte el de las cosas como medio necesario para vivir experiencias. Siempre hay cosas necesarias y útiles que pueden aportar valor a nuestras vidas, y nuestro trabajo consiste en saber escoger bien para quedarnos con aquellas que son verdaderamente importantes.
Antes de comprar algo yo también me hago la misma pregunta acerca de qué me va a aportar eso una vez que lo tenga. Es una buena manera de agrandar la perspectiva y buscar solo lo realmente necesario y que mejora nuestra vida.
Muchas gracias por tu aportación Daniel.
¡Un abrazo!
Hola Juan y Daniel!!
Iba a comentar por mi cuenta pero al ver el comentario de Daniel no he podido evitar hacer un apunte más (por darle una vuelta más al tema).
La pregunta «¿Que me va a aportar cuando lo tenga?» es genial pero muy delicada, porque aquí entramos ya en las expectativas y puede dar pie a esperar pasar mucho tiempo delante de la tele con tu mujer, por seguir el ejemplo que has puesto. O bien puede que luego la tengas muerta de risa y sólo le puedas dedicar tiempo una vez al año. No porque te guste menos el cine, sino porque a lo mejor prefieres ir directamente a un cine real o cualquier otra cosa.
El artículo es genial Juan, y comparto totalmente que contra menos tienes más fácil es adaptarse, vivir e incluso disfrutar. En mi casa siempre se ha dicho que los bienes materiales esclavizan y contra más años pasan más de acuerdo estoy con mi padre.
Un saludo.
Muchas gracias por tu aportación Ester.
Estoy de acuerdo contigo en que contestar a una pregunta sobre algo ‘hipotético’ tiene su lado incierto e incluso puede llegar a condicionar, lo cual también me recuerda una frase que suelo repetir con respecto a la insatisfacción humana:
«Uno sabe lo que quiere hasta que lo consigue, después simplemente quiere otra cosa».
¡Un saludo!
En este caso Juan, la limpieza de fuera es manifestación de las ganas que se tiene de «limpiar» por dentro. Así casas de 250 metros pueden reducirse a habitaciones de 15.
Lo importante es ser consciente de por qué cada rincón de esos espacios están llenos a reventar y salvarse de seguir acumulando (mierda) sin sentido.
Ya conoces mi «ejercicio de quema y purga» llevado a cabo durante 2017… y no puedo expresar de mejor manera esa descarga de todo lo que pesaba y que tapaba vacíos realmente jodidos. aún cono todavía el dolor que supuso, prefiero seguir buscando sentido a la vida por este camino de aprendizaje continuo a seguir acumulando sin ningún conocimiento de la verdadera esencia de la misma.
Así es Ana, lo exterior se refleja en lo interior y viceversa, por eso es tan ‘útil’ para conocer a una persona el poder observar sus espacios más íntimos, los cuales nos revelerán una información quizá más relevante que la que podamos obtener preguntándole directamente.
Todo proceso pasa primero por una toma de ‘consciencia’, y por adoptar las decisiones oportunas en consecuencia en base a la información que manejamos en cada momento.
Buena expresión esa de ‘quema y purga’ aunque cuidado… a algunos les puede parecer que realizas exorcismos o ritos similares, y huir de ti como de la bruja Lola y sus velas negras jajaja
¡Sí, sí! Que lo piensen tranquilamente… también hubo demonios a los que mandé a tomar por saco en ese proceso. ¡No veas lo bien que sienta!
Muchacho ere muy intenso tu…
Pero en todo?
Pues no sé china, yo diría que soy más bien relajado que intenso, pero todo se reduce a un punto de vista…
Minimalismo, mejor poco y bueno, que mucho y malo.
En un viaje de casi 3 semanas, hice dos fotos. Que mejor q nuestra retinas para conservarlo todo. Además, internet te lo muestra todo sin colas ni esperas!
De todas formas, prefiero el bar, o el mercado y disfrutar el momento.
Gracias por este blog.
Supongo que también se puede tener poco y malo, o mucho y bueno, pero yo he escogido la filosofía de ‘lo más importante’, lo cual por cierto puede ser muy diferente para unos y para otros.
A lo que voy con las fotos es a que la gente reflexione sobre el motivo, el ‘para qué’ hacen y se hacen las fotos, creo que haciéndose esa pregunta se darían cuenta de las necesidades que les mueven, y de lo perjudiciales que pueden resultar.
Gracias a ti Marta, por aportar y formar parte.
Hola! Muy buen artículo!
Comparto y creo que hago lo que planteas en el artículo, con una pequeña diferencia respecto de las fotos: intento hacer alguna foto de mis viajes y experiencias, para el recuerdo. Son fotos que hago cuando ‘siento’ que podría ser una buena foto (nada de selfies o postureo). Un trigger que me conecte en el futuro con ese momento, con ese lugar.
Y es que, de cierta manera, somos lo que recordamos.
No estoy en contra de hacer fotos Pablo, de lo que hablo es de que eso se convierta en una obsesión que nos impida disfrutar del momento presente, en una especie reclamación constante de la atención de otros por no saber apreciar lo que somos y tenemos.
Con respecto a lo de que somos lo que recordamos te invito a leer mi artículo sobre los siete pecados de la memoria.
Muchas gracias por tu aportación.
¡Un saludo!